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"Tío, ¿te vas a calzar una pastilla a las 10 de la mañana?", pregunta un joven en los baños de un instituto. "Sí", contesta su interlocutor: "Digamos que necesito emociones fuertes". La conversación podría suceder en un centro cualquiera entre dos menores anónimos que experimentan con el consumo de éxtasis. En esencia, todo es así, pero con matices: el instituto en realidad es el Zurbarán, la escena está ensayada y los mozos son dos de los protagonistas de un capítulo de 'Física o Química' (Antena 3).
En el caso de las drogas, las televisiones han visto pronto el negocio y cada cadena tiene en 'prime time' a su yonqui particular. Un viaje relámpago por la parrilla lo avala: Cristina (Aroa Gimeno) es una prostituta enganchada a varias sustancias en '700 euros' (Antena 3), y Vanesa (Xenia Tostado) solía buscar refugio en la cocaína en 'Sin tetas no hay paraíso' (Telecinco).
"La ficción es reflejo de lo que desgraciadamente está ocurriendo en la sociedad", señala Ignacio Calderón, director de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Aun siendo así, denuncia que "las series están enseñando estereotipos nocivos de forma muy irresponsable".
Jose Antonio Molina, experto en dependencia, puntualiza que "se está enseñando una realidad sesgada". "El espectador ve cómo su actor favorito se mete una raya y se lo pasa bien, pero no ve casi nunca las consecuencias a largo plazo". El psicólogo opina que ésto "mitifica" el mundo de las drogas porque "sólo se ve lo bonito del consumo".
Las televisiones se defienden. Un portavoz de Telecinco da pistas sobre este auge de los estupefacientes en la pequeña pantalla: "Tenemos el deber de hacer llegar mensajes de información y concienciación que a nivel familiar son comprometidos de abordar".
El argumento de 'Herederos' (TVE) creció en interés con una trama de tráfico de drogas. Más tarde, Jacobo (Félix Gómez), el torero insatisfecho de la saga, cae en el consumo de cocaína, y, cómo colofón, Julia (Mar Regueras) es capturada y sus raptores le hacen adicta a la heroína. Javier Pons, director de TVE, ya prometió en la presentación de la segunda temporada nuevos episodios cargados de "acción, tráfico de armas y drogas".
Una función social
Las productoras que apuestan por este tipo de tramas se apresuran en dar un motivo: "Se trata de una función social". Lola Moreno, productora ejecutiva de Cuarzo, reivindica que en 'Herederos' "se perfilan personajes reales". "Jacobo da vida a un hombre de 30 años, adinerado y descarrilado, que consume cocaína, alcohol y tabaco. Una parte de la sociedad se verá reflejada en él".
El discurso es compartido. Para Diagonal TV ('700 euros') es una forma de crear identidades: "Que los personajes más débiles consuman droga ayuda a entender su forma de actuar. Pero no insistimos en exponer demasiado el tema porque hemos visto que cuando nos adentramos en la droga hay un rechazo por parte del público".
La cosa no queda ahí. En 'Física o Química', Ruth (Úrsula Cordero) entra en coma por una sobredosis cuando quería emular a Gorka (Adán Jezierski), su novio y politoxicómano a pesar de su corta edad. ¿Simples coincidencias? Puede ser, pero la botica de la televisión tiene también en su trastienda 'Cinco Hermanos' (Cuatro), en la que Justin (Dave Annable) es adicto a la metanfetamina.
Calderón tilda de frívolos a los guionistas. "En la tele los drogadictos van a todas las fiestas y se quedan con la chica guapa". Estas aptitudes son llamativas para el psicólogo que ironiza: "Es el mundo al revés. Si no haces series así parece que eres del Opus Dei".
Líderes de audiencia
Sin embargo, Sonia Martínez, directora de ficción de Antena 3, discrepa: "No se trata de hacer apología de la droga, si el espectador hace una lectura más madura verá cómo estos protagonistas tienen más problemas que el resto".
Son personajes con vidas complejas. Sin embargo, también son líderes de audiencia. Desde el enganchao del barrio, Luisma y su repetido "claro, como el Luisma toma cosas malas se está quedando tonto"; hasta el ácido doctor House que grita nervioso "joder, dame mis pirulas", los guiones parece que recurren cada vez más al mundo psicotrópico.
Pero, ¿todas tuvieron éxito? La norteamericana 'Weeds', el día a día de una familia que intenta sobrevivir vendiendo marihuana, no convenció al público español y Cuatro la relegó a la madrugada tres semanas después de su inicio. Ahora, la cadena estrena la segunda temporada.
El consumo de drogas transgrede estatus sociales, edades y profesiones. Está presente tanto en dramas familiares con factura 'hollywoodiense' como 'Sexy Money' (A3) y en culebrones sudamericanos como 'Victoria' (La 1).
Ya metidos en materia, la serie española más longeva, 'Hospital Central' (Telecinco), se ha dejado seducir por esta tendencia narcótica. Y en su 15ª temporada ha incorporado a Trini (María Vázquez), una prostituta drogadicta.
El psiquiatra José Cabrera alega que esta multiplicación de consumo explícito en las series de televisión se debe a que aumenta la audiencia: "Los guionistas no se plantean el asunto en términos sociológicos, no van por ahí los tiros. Siguen criterios puramente mercantilistas". Y lanza un melancólico "me gustaría que las cosas fueran de otra manera menos oportunista, pero así es la vida y lo otro está en los cuentos de hadas".
Precisamente, desde Cuatro se apoya este sentido industrial de la televisión y la cadena confiesa que nunca tiene en cuenta las tramas de las producciones que adquiere, sino únicamente "la calidad del reparto o del producto".
Pues eso, la ruleta rusa de la audiencia sigue girando y la pequeña pantalla da con cada estreno otra vuelta de tuerca para encontrar tramas que, semana tras semana, enganchen al espectador.
Lidia Giner, Madrid
EL MUNDO, 24 de noviembre de 2008
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