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El tabaquismo es una epidemia mundial de enormes dimensiones, que causa más muertes que los accidentes automovilísticos. Según la Organización Mundial de la Salud, son tres millones de personas por año. Pero además, es la causa evitable más importante de enfermedad y muerte prematura.
Los efectos nocivos del consumo de tabaco para el organismo son bien conocidos. La disminución de la capacidad pulmonar en un fumador habitual es obviamente constatable. Aparece la fatiga, mayor riesgo de afecciones respiratorias, tos, expectoraciones, pérdida de apetito, arritmias cardíacas, afecciones cardiovasculares. Los fumadores, además, tienen una tasa de mortalidad superior en un 70% a los no fumadores como consecuencia del desarrollo de distintas patologías. Los niños que están sometidos al humo del tabaco ambiental, presentan una mayor incidencia de infecciones de las vías respiratorias altas, otitis media, sinusitis, bronquitis, neumonías, cataratas, etc. Los adultos no fumadores, presentan un incremento del número de casos de cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Tabaquismo pasivo
La exposición involuntaria al humo ambiental del tabaco (el tabaquismo pasivo) está provocando un serio problema de salud pública. Esta exposición supone un riesgo considerable por la enfermedad y la mortalidad que genera en la población no fumadora. El impacto que el humo del tabaco ambiental tiene sobre la mortalidad humana es dos veces mayor que el impacto producido por el conjunto de todos los contaminantes ambientales reconocidos como tóxicos y que son objeto de control.
Durante el embarazo y la lactancia se han evidenciado los efectos nocivos del tabaquismo pasivo en la descendencia de madres no fumadoras.
Las empresas tabacaleras promueven la "tolerancia" entre fumadores y no fumadores mediante una campaña denominada "la cortesía de poder elegir" y sugieren que el humo ambiental del tabaco es sencillamente una molestia en lugar de una cuestión de salud pública. El razonamiento en que se basan las campañas de "cortesía", patrocinadas por las empresas tabacaleras en bares y restaurantes, indicaría que las sustancias cancerígenas tienen un menor efecto si la exposición a las mismas ocurre en un ambiente cortés. También se proponen soluciones técnicas como mejores sistemas de ventilación, limpiadores de aire o separación de espacios. Aunque las pruebas indican que la ventilación no es una solución eficaz, los fabricantes de cigarrillos siguen apoyando esta opción, para impedir las restricciones al acto de fumar.
Tabaco y adicción
Fumar un cigarrillo da lugar a una elevación del ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la tensión arterial, lo que produce un aumento del "tono" del organismo.
Al inhalar el humo, la nicotina actúa en el cerebro de forma casi inmediata produciendo una acción recompensante para el sujeto; la reiterada práctica de esta conducta termina por consolidarse y aparece el fumador. A partir de ese momento se puede hablar de dependencia a la nicotina.
La supresión brusca de la tasa de nicotina en sangre produce una sintomatología amplia, que evidencia el síndrome de abstinencia tabáquica, el cual se presenta con: intranquilidad o excitación, aumento de la tos y de la expectoración, ansiedad y agresividad, malhumor, falta de atención, aumento de peso corporal, etc.
Aunque el tabaco es una droga estimulante, la mayoría de los fumadores considera que relaja; ello se debe a que, una vez creado el hábito, el cigarrillo calma la ansiedad que provoca su falta en los momentos que tienen asociado su consumo.
Los mitos sobre el tabaco
1) El tabaco tranquiliza.
FALSO. La tranquilidad que da el cigarrillo desaparece rápidamente cuando los niveles de nicotina en sangre disminuyen. Es cierto que los fumadores aprenden a regular su forma de fumar para tranquilizarse, y esa tranquilidad es debida a la acción central del tabaco. Sin embargo, cuando aparece el síndrome de abstinencia a la nicotina, esa aparente tranquilidad da lugar a una angustia aún mayor. Hay que recordar que existen otros múltiples métodos para tranquilizarse y enfrentar el estrés cotidiano. Los no fumadores también se angustian y se preocupan pero enfrentan las situaciones difíciles de otro modo y sin poner en juego su salud.
2) Muchos fumadores no han estado nunca enfermos.
VERDADERO. Hay personas mayores que fuman mucho y están muy bien. Seguramente todos conocemos a algún anciano que ha fumado toda la vida y está bien. Pero también es cierto que poco sabemos sobre su calidad de vida: ¿Tose?, ¿le cuesta respirar?, ¿qué grado de actividad física puede desarrollar?. Aún así, ese anciano ha tenido suerte, mejor para él. ¿Puede cualquier fumador asegurarse una suerte igual?. No olvidemos que sólo vemos a los que llegan, a los que han muerto a causa del tabaco no los vemos envejecer.
3) Los cigarrillos light no hacen daño, no son cancerígenos.
FALSO. Los cigarrilos bajos en nicotina y alquitrán son menos nocivos, pero hay que tener en cuenta que el grado de satisfacción del fumador depende directamente de la concentración de nicotina en sangre, lo que se traduce muchas veces en un aumento del número de cigarrillos consumidos; por tanto, el beneficio se anula.
4) El cigarrillo da seguridad y ayuda a concentrarse.
FALSO. Muchas personas asocian el tabaco a situaciones tales como trabajar y estudiar, lo que no significa que no puedan hacerse sin tabaco, porque al fin y al cabo las que trabajan y estudian, son ellas y no el cigarrillo. Por otra parte, una gran cantidad de personas exitosas, creativas y con talento no fuman. El sólo hecho de consumir tabaco no hace a nadie seguro de sí mismo, mientras que el cigarrillo crea adicción y trae numerosos problemas de salud.
El tabaquismo es una epidemia mundial de enormes dimensiones, que provoca 8.200 muertes diarias en todo el mundo, constituyéndose en la primera causa de muerte evitable.
¿Qué hay dentro de un cigarrillo?
Hoy en día, los cigarrillos contienen hojas e incluso desechos del tabaco como tallos y polvillo, y alrededor de 600 sustancias químicas que se agregan para que los cigarrillos sean más suaves y más sabrosos o para facilitar la liberación de más nicotina.
¿Qué es la nicotina?
La nicotina es una sustancia que existe en la planta del tabaco, en diferentes cantidades según el tipo de tabaco de que se trate. Cada cigarrillo contiene un promedio de 6 a 11 miligramos de nicotina. Un fumador promedio absorbe de 1 a 3 mg por día.
¿Qué pasa cuando la nicotina entra al cuerpo?
El 95% de la nicotina que se aspira llega al pulmón. De ahí, pasa a la sangre y alcanza los distintos órganos en pocos segundos, donde se mantiene por un promedio de 2 horas. En un primer momento, su absorción produce placer, alegría, aumento del estado de alerta y disminución del apetito; este efecto se disipa a los pocos minutos, haciendo que el fumador desee seguir fumando.
¿Los cigarrillos suaves o lights tienen menos nicotina?
El determinante de que un cigarrillo sea suave no es la cantidad de nicotina sino el porcentaje de poros de ventilación que permiten que el aire diluya el humo del cigarrillo y disminuya el contenido de nicotina y alquitrán. Sin embargo, el peligro de fumar suaves es que para mantener el nivel de nicotina constante, los fumadores tienden a inhalar más y mantener más tiempo el humo en sus pulmones.
¿Qué hay en el humo de un cigarrillo?
El humo tiene unas 4.000 sustancias químicas, varias de las cuales son muy tóxicas para el ser humano. Las personas que comparten con el fumador el mismo ambiente también respiran el humo que viene de la punta ardiente de un cigarrillo y el que exhala el fumador.
¿Qué consecuencias tiene para la salud el consumo de tabaco?
La mayoría de las enfermedades relacionadas con el tabaco se manifiestan en la vida adulta pero afectan la salud desde el momento en que una persona comienza a fumar. De hecho, se ha comprobado que los fumadores tienen más riesgos de morir prematuramente que los no fumadores.
Entre las causas de muerte ligadas a este hábito se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y enfermedades respiratorias. Otras consecuencias sobre la salud son envejecimiento facial, efectos en el sistema reproductivo y en el sistema osteomuscular y problemas en los ojos, entre otras.
¿Cómo afecta la salud el humo ambiental del tabaco?
Los no fumadores que respiran el humo ambiental del tabaco sufren muchas de las mismas enfermedades que los fumadores habituales. También causa una amplia variedad de efectos adversos en la salud de los niños, como bronquitis y neumonía, aparición y exacerbación del asma, infecciones del oído medio, etc. La exposición de las mujeres durante el embarazo reduce el crecimiento fetal y la de los lactantes aumenta enormemente el riesgo de síndrome de muerte súbita. El humo del tabaco produce, además, efectos inmediatos como irritación de ojos y nariz, dolor de cabeza y de garganta, mareo náuseas, tos y problemas respiratorios.
¿Una persona adicta al consumo del tabaco puede dejar de fumar?
Sí, puede. A cualquier edad es posible dejar de fumar si uno se lo propone. Incluso, si una persona no puede dejar de hacerlo por voluntad propia, existen tratamientos efectivos que pueden ayudarla.
BDR529.com, 25 de julio de 2008
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