Viernes Santo en el súper [Álex Navajas, LA RAZÓN]

Ha sido en una hermosa y transparente iglesia gótica de un pequeño pueblo del sur de Francia. Cada piedra y cada sillar y cada capitel son muestra elocuente de la fe de unos cristianos que, siglos atrás y con utensilios rudimentarios, elevaron, altivas, columnas pétreas y arcos que apuntaban al cielo. El sur de Francia está cuajado de templos góticos, de bellísimas abadías rodeadas de viñedos y de cientos de ermitas que salpican la campiña.

Pero regresemos a nuestra hermosa y transparente iglesia. Es Viernes Santo, el pasado Viernes Santo, hace unos días apenas. Una reducida multitud -no llegará al centenar de personas- ocupa los bancos de nuestra iglesia. Son todas las cabezas ralas o canas; no hay jóvenes ni niños en este templo. Las piedras, testigos de la fe de otros siglos, contemplan ahora a un grupo de ancianos desgranar sus oraciones y elevar sus plegarias.

No están mucho mejor las cosas a este lado de los Pirineos. Por primera vez, tal vez desde la época de los romanos, el número de los jóvenes españoles que se declaran ateos o agnósticos supera la cifra de los muchachos católicos.

En Francia, los jóvenes y las familias se concentraban este Viernes de Dolor en el centro comercial del pueblo. Lo comprobé más tarde, tras los Oficios: el bullicio se arracimaba en torno a las nuevas catedrales de consumo. Cuando Cristo oró en el huerto de Getsemaní, se encontró a sus discípulos dormidos. Hoy, tal vez, los hallaría en la cola del supermercado, o comprando palomitas para el cine o comiéndose una hamburguesa en pleno viernes de Cuaresma.

¿Resucitará de nuevo Cristo y nos echará en cara, como a los apóstoles, nuestra falta de fe? ¿No habremos estado demasiado ocupados estas vacaciones comprando el último modelo de televisor de plasma, bajando pistas de esquí o a tostándonos al sol en cualquier playa? ¿No habrá padecido y muerto Jesucristo estos días entre el pasmo y el despiste de muchos católicos? Para todos ellos, a los que han acompañado a Cristo en su agonía y a los que le han ignorado, Él ha resucitado. Felices Pascuas.


Álex Navajas
LA RAZÓN, 18 de abril de 2006