Cantautores católicos piden que la Iglesia investigue Producciones La Raíz [La Nueva España]

La entidad es «apoyada incondicionalmente por el arzobispo Osoro», según el vicario González Montoto.


Cantautores de música religiosa vinculados a Producciones La Raíz han solicitado que la Iglesia investigue las actividades de dicha entidad al entender que ha existido «aprovechamiento de la condición de consagrados, abuso de poder e incluso explotación», según refiere el sacerdote José Ruiz Osuna -conocido como «Donjosé»-, músico, compositor y director del Secretariado de Música para la Evangelización de la diócesis de Toledo, área creada por el arzobispo Antonio Cañizares en 2004.

«Donjosé» y la Hermana Glenda, compositora de fama en España e Hispanoamérica, acaban de difundir mediante correos electrónicos y foros de internet sus denuncias contra Producciones La Raíz, que tiene su sede en Los Cabos (Pravia), en un edificio histórico cedido por el Arzobispado de Oviedo. Allí se ha formado una comunidad de creación artística que cuenta con unos veinte miembros encabezados por Luis Alfredo Díaz, también cantautor y director de la productora.

La hermana Glenda, perteneciente a la congregación de las Hermanas de la Consolación, explica en su escrito que en 1998 firmó un contrato con La Raíz, pero tiempo después se encontró con que recibía «cantidad de e-mails e invitaciones que no se correspondían con el numero de copias que Luis Alfredo decía que se vendían, aunque sabemos que han sido muchísimas».

Glenda, que en la actualidad permanece exclaustrada por motivos familiares, sostiene que se ha producido una «utilización de mi imagen y de mi música que hacía para su propio beneficio mi productor». La religiosa pide que «la Iglesia investigue lo que ha pasado y sigue pasando en la asociación David, que dice ser sin fines de lucro; en La Raíz y en su comunidad de Los Cabos», donde «muchos han sido difamados y expulsados cuando han descubierto lo turbio que se esconde tras un aparente disfraz de espiritualidad de una comunidad que ni siquiera cuenta con un estatuto canónico en donde se establezcan los mínimos para evitar los abusos que se están cometiendo».

La hermana de la Consolación espera no «llegar a los tribunales civiles para recuperar la libertad de evangelizar con la música desde cauces de transparencia y gratuidad». Por su parte, «Donjosé» pide «libertad para la hermana Glenda y para los que permanecen paralizados por causa de contratos basura». El sacerdote rockero cuenta, asimismo, que intentó corregir «fraternalmete» a Luis Alfredo «de las irregularidades observadas». Dichas irregularidades se refieren supuestamente al número de discos vendidos y a los derechos de autor, materia en la que algunos artistas han apelado también a la Sociedad General de Autores de España (SGAE).

Al trascender estas denuncias, LA NUEVA ESPAÑA contactó con «Donjosé» y la hermana Glenda, y ambos se remitieron, por el momento, a sus respectivos comunicados. Por su lado, en la curia provincial de las Hermanas de la Consolación, en Barcelona, de la que depende la hermana Glenda, no pudieron precisar si existía ya procedimiento legal, al encontrarse la nueva madre provincial de viaje en el extranjero.

Por parte de Los Cabos sí habló José Antonio González Montoto, vicario del norte, de quien depende el centro de Pravia. «La comunidad de Los Cabos es de una gran seriedad en lo personal, lo religioso y lo creativo, y cuenta con el apoyo incondicional del arzobispo Osoro, del auxiliar Berzosa, y de este vicario». Montoto explicó que la hermana Glenda tiene «contratos que se firmaron con su congregación, con un determinado porcentaje de derechos». Después, «pidió permiso para salir de la congregación, para cuidar a una hermana y al independizarse se creó nuevas expectativas». El vicario agregó que «Los Cabos la ha convertido en estrella, siempre que vaya con hábito». Respecto a «Donjosé», Montoto comentó que «vendía muy pocos discos, pero le pedía cuentas a Los Cabos».


J. Morán, Gijón
LA NUEVA ESPAÑA, 12 de marzo de 2006