Instrucciones:
a) subir una imagen de tamaña de ancho 340 pixeles. El alto puede ser 455 pixeles o cualquier otro.
b) el título de la sección se indica en el campo RESUMEN
Somos la Asociación Juvenil Centro Juvenil María Auxiliadora.
Estos son nuestros datos:
Centro Juvenil «Maria Auxiliadora» Gaztetxo Elkartea
SALESIANOS DONOSTIA
Lizardi kalea, 12 (Intxaurrondo auzoa)
CP 20015
DONOSTIA/SAN SEBASTIÁN (Gipuzkoa)
Email Ofic. de Comunicación: info@gaztetxo.com
Email Entradas Teatro: musical@gaztetxo.com
En una universidad católica de Madrid convocaron, hace unos meses, un concurso de cortometrajes entre sus alumnos. El tema era el sentido de la vida, y muchos estudiantes que apenas habían cumplido la veintena se presentaron al certamen. «Fue sorprendente el resultado. La mayoría de los cortos trataba sobre el suicidio, las drogas, la locura y el absurdo de vivir», me comentó hace unos días uno de los profesores.
Sorprendente y preocupante. Que a un grupo de jóvenes se les proponga abordar el sentido de la vida y recurran al suicidio, como si fuese la explicación más lógica, es para hacer saltar todas las alarmas. Pero es que si nos fijamos en muchas de las películas actuales comprobamos que ocurre exactamente lo mismo: o están cargadas de nubarrones negros de pesimismo y angustia o huyen por la superficialidad y la chabacanería, que son los disfraces que se suele poner el sinsentido. Y algo parecido ocurre con la pintura, la música y, especialmente, la literatura. Parecería que todos los artistas se hubiesen puesto de acuerdo para hacernos creer que lo mejor es encerrarse en casa y echarse a llorar o, en todo caso, dejarse resbalar por la rampa de los placeres.
Por eso me ha encantado la actitud de una monja sencilla y pintora extraordinaria: Isabel Guerra. En la entrevista que le hizo Amilibia la pasada semana en este diario, el periodista le señalaba que «con su pintura trata de sugerir paz y serenidad, pero el mundo está lleno de guerras y tensiones». «Lo sé -respondió la monja-. Respeto a los artistas que dan testimonio de ese mundo, pero yo prefiero sugerir la paz, la belleza, la luz, la serenidad». Me encantó, digo, porque me pareció la suya una actitud tremendamente cristiana. En vez de lamentarse por lo que hacen otros colegas suyos, Isabel Guerra se retira a la quietud y serenidad de su claustro para proponer al mundo la belleza y la paz que invaden su vida.
A los jóvenes que confunden el sentido de la vida con el suicidio y la locura, más que recriminárselo, habrá que enseñarles la maravilla que es vivir en clave cristiana. Encender, como reza el epigrama, una lámpara en vez de maldecir la oscuridad.
Álex Navajas,
LA RAZÓN, 16 de enero de 2006
Utilizamos cookies propias y de terceros, para realizar el análisis de la navegación de los usuarios. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aqui.