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NULIDADES / El 95 por ciento de las causas de nulidad que se presentan en España finalizan con resultado positivo, aunque las sentencias se dilatan casi dos años.
«Los procesos que se llevan a cabo en España para definir si un matrimonio es nulo o no responden a un modelo medieval». Esta denuncia, llevada a cabo por el decano del Tribunal de la Rota en España, Santiago Panizo, revela a las claras la necesidad, planteada tanto por el Sínodo de Obispos como por numerosos expertos en nulidades, de agilizar este tipo de procesos eclesiásticos «para paliar el sufrimiento» de los católicos que, tras su divorcio, han rehecho su vida pero no pueden acceder a la comunión.
Panizo realizó estas declaraciones durante su participación en un curso organizado por la Universidad de Navarra para profundizar en la instrucción «Dignitas Connubii» sobre nulidades matrimoniales que entró en vigor el pasado mes de enero, y con el debate acerca de la comunión a los divorciados vueltos a casar, planteado en el pasado Sínodo de Obispos, como telón de fondo. En el simposio han intervenido más de 150 expertos en la materia.
Menos formalismo, más «ojo crítico»
En opinión del decano del Tribunal de la Rota (máximo organismo decisorio en materias de nulidades matrimoniales de nuestro país), es necesaria una «mayor modernización y agilización» en la tramitación de dichas causas. «El Sínodo ha pedido simplificación, agilidad, menos trámites, menos formalismo y un mayor «ojo clínico» para proceder en estas causas», indicó Panizo.
El decano de la Rota en especial crítico con los propios tribunales, a quienes acusó de «falta de preparación o de personal». «Hay casos que se pueden resolver en 15 días, y tardamos medio año», apuntó. Panizo añadió que el año pasado se tramitaron en nuestro país 700 demandas de anulación matrimonial, de las que el 25 por ciento fueron gratuitas. «No puedo comprender que por cuestiones de dinero un ser humano no encuentre justicia para su matrimonio, pero eso está ocurriendo», reconoció el magistrado.
No obstante, Panizo quiso desterrar la idea de que «las nulidades se dan solo a los ricos», indicando que a La Rota «apenas llegan dos o tres casos de personas famosas que quieren anular su unión matrimonial». Según las cifras oficiales, el 95 por ciento de los procesos que se incoan terminan avalando la anulación del matrimonio.
Panizo pidió que los procesos canónicos «se adapten» a las «nuevas causas» de nulidad que, cada vez más, se están dando en la sociedad actual, como la anorexia, las adicciones al juego, a internet o a los teléfonos móviles, así como los malos tratos. «Hoy hay muchos más focos de problemas psiquiátricos que antes», añadió el decano del Tribunal de la Rota, quien reconoció que «todos los casos que llegan ante el tribunal son traumáticos. Por eso, hay que intentar que su resolución sea lo más ágil y justa posible».
Por contra, Joaquín Llobell, magistrado de la Corte de Apelación Civil del Vaticano, negó que determinadas causas que hoy se apelan, como la anorexia u otro tipo de enfermedad, puedan ser causa para obtener la anulación canónica de un matrimonio. «No podemos confundir los fracasos matrimoniales con el matrimonio nulo. En cuanto a las enfermedades, cuando uno se casa, promete acompañar a su pareja «en la salud y en la enfermedad».
Causas «psicológicas»
Respecto a las denominadas «causas psicológicas», Joaquín Llobell advirtió que «pueden ser una vía para aceptar como razón cualquier cosa», e indicó la necesidad de «una investigación profunda y serena. Si no, habrá muchos tribunales que declaren nulos matrimonios que no lo son».
Finalmente, el teólogo Javier Otaduy consideró que, en la actualidad, los tribunales eclesiásticos adolecen de un doble riesgo: «Pueden desorbitar el método y mirar todo desde la perspectiva de la nulidad, o ser demasiado rigoristas». En su opinión, en los últimos tiempos «ha prevalecido por encima de todo la compasión».
Jesús Bastante
ABC, 30 de octubre de 2005
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