Levantarse tras la caída y con la mirada alta

Tras sufrir el maltrato, las mujeres víctimas de la violencia tienen que recuperar la normalidad en sus vidas y reconstruir su autoestima. Organizaciones como Mujeres Progresistas les ayudan con talleres y terapia a superar el trauma.


La violencia contra la mujer es noticia. El maltrato ocurre, a veces la mujer lo denuncia, los medios informan, muchas personas protestan. Pero, después de esos primeros momentos, ¿qué ocurre?, ¿cómo recupera la normalidad en su vida una mujer maltratada? Red Feminista, la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, la ONG Florencia, Tamaia o la Asociación Contra los Malos Tratos de Granada son algunas de las organizaciones que trabajan en esa especie de postguerra. Desde 1999, la Federación de Mujeres Progresistas desarrolla en Madrid un programa de información, sensibilización de la sociedad y atención a las víctimas.

Beatriz Mata es una de las psicólogas del proyecto y organiza una dinámica de grupo con seis víctimas que tienen entre 30 y 60 años: “el objetivo es incrementar la autoestima, conocerse, valorarse y desarrollar actitudes y comportamientos que aumenten la seguridad y la confianza en sí mismas”. Los ejercicios que realizan las participantes se basan en el diálogo y la reflexión sobre la percepción de la persona sobre sí misma, la culpa, la vergüenza o la responsabilidad.

Marga tiene 43 años y cuenta que asume tres profesiones: “trabajadora en comercio, ama de casa y madre”. Además tiene una forma muy metafórica de entender el programa: “lo que tienes dentro de ti es como una herida con pus. El taller te aprieta en la herida, eso te duele y tú lo único que quieres es que dejen de apretar. Cada día te abren esta herida que nos va a costar mucho cicatrizar, pero vamos a hacerlo”.

Por su aspecto y su forma de hablar, nadie diría que Marga es una víctima. Ella misma lo creía así: “cuando pasó todo, yo pensé que mi autoestima estaba muy bien y –por mi forma de ser– no quería ayuda. Hay muchas mujeres que intentamos ser muy duras y queremos cargar con todo. En realidad lo que nos pasa es que no nos conocemos”. Sin embargo, tras el taller Marga ha observado grandes cambios en sí misma: “ahora estoy incluso intentando ayudar a los demás. Soy más receptiva, lo noto”.


Una batalla interior y también social

A pesar de que se publican muchas noticias y muchos documentos sobre la violencia contra las mujeres, Beatriz Mata piensa que aún queda mucho que hacer: “quiero creer que algo se ha avanzado socialmente, pero se sigue oyendo de algunas personas que estas mujeres tienen alguna culpa o que son masocas”. Además los medios de comunicación, según esta psicóloga, tienen mucha responsabilidad: “todavía se sigue oyendo lo de crímenes pasionales o ajustes de cuentas en las noticias cuando realmente nos encontramos con violencia contra la mujer”.

Para esta noticia, una compañera del grupo de Marga se ha rebautizado como Macarena. Ella tiene 58 años, trabajó como inspectora y como directora de seguros y ahora está prejubilada. “En el taller paso malos momentos –explica Macarena– porque en los ejercicios te sientes identificada con cosas desagradables. Pero está claro que te sirven para reforzarte”.

Si le preguntan a Macarena qué es lo que la falta por aprender, responde que su meta es llegar a conocerse a sí misma “para poder hacer que la persona que tenga la próxima vez a mi lado me respete y para tener mi propia dignidad”. Si le preguntan a Marga qué tareas tiene para el futuro, su voz es clara y decidida: “tengo que valorarme, ser capaz de enfrentarme a la realidad y poder ayudar a mis hijos a exteriorizar y a superar todo esto y que nunca les ocurra algo así”.


Olga Fernández, 30 de junio de 2005