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El incremento de las importaciones procedentes del gigante asiático le cuestan a la UE mil empleos diarios. La UE y China mantienen ya un duro enfrentamiento comercial y el gigante asiático piensa que se está exagerando sobre las consecuencias en Europa del fuerte incremento de las importaciones de textiles.
Camisetas, a 1,86 euros; jerséis, a 3,49; pantalones, a 3,66; camisas de hombre, a 2,62; abrigos de mujer, a 8,20 euros. No vayan a pensar que es la lista de precios de un antiguo «todo a cien», no. Es el precio medio por unidad al que China es capaz de colocar estas prendas en los mercados de la Unión Europea, según los datos correspondientes al primer trimestre de este mismo año. En sólo doce meses, la industria china ha sido capaz de reducir sus precios entre un 14,6 y un 46,6 por ciento. A nadie puede extrañar que en los tres primeros meses de este año la UE haya importado 150 millones de camisetas, 65 millones de jerséis, 104 millones de pantalones o 73 millones de pares de calcetines y medias de aquel lejano país asiático.
La pujanza de la economía china amenaza con causar daños irreparables al sector textil europeo, en el que la industria española es una de las más importantes. En los últimos años, China se había convertido en el primer productor y exportador de textiles del mundo. Pero desde el pasado 1 de enero, con la eliminación de las cuotas que los últimos 40 años habían limitado el comercio mundial de textiles, esa amenaza se transforma día a día en invasión. hasta tal punto que la Comisión Europea ha empezado a tomar cartas en el asunto.
Con una mano de obra que hace jornadas interminables a cambio de salarios irrisorios en comparación con los europeos, las empresas textiles chinas pueden exportar a otros mercados productos a precios imposibles para la industria local. Es lo que está pasando en Europa. Hasta ahora, el sector, formado por 170.000 empresas y dos millones y medio de empleos, estaba protegido por esas cuotas máximas, pero una vez eliminadas...
Sólo en el primer trimestre de 2005, las importaciones chinas de algunos productos (ver gráficos adjuntos) han crecido de manera evidente en la UE –con aumentos de hasta el 534 por ciento–, sobre todo en los productos más vendidos, como pantalones o jerséis.
Los datos han confirmado las alertas que el sector europeo venía lanzando prácticamente desde la eliminación del sistema de cuotas. Ahora, el fantasma de la pérdida de empleos y de cierre de empresas se cierne sobre la UE. Según Euratex, la patronal europea, cada día se pierden en la UE alrededor de 1.000 empleos en el sector.
Ante la evidencia de los datos, la Comisión Europea se ha puesto a trabajar para intentar corregir la situación en lo posible. Hace diez días lanzó el mecanismo que estaba previsto para proteger a la UE de las importaciones chinas y que podría concretarse en último término con la imposición de medidas de salvaguardia.
El primer paso de ese mecanismo, que es el que ha dado la Comisión, es investigar si las exageradas importaciones chinas han causado un daño importante al mercado comunitario del textil. La investigación se ciñe a los nueve tipos de productos donde se han detectado mayores aumentos de las importaciones.
En paralelo, el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, dialogará con las autoridades chinas para pactar una solución amistosa, que podría concretarse en que Pekín acepte una autorregulación de sus exportaciones. China parece dispuesta a dialogar, pero también a no perder su privilegiada posición en el mercado.
La Comisión tiene dos meses para hacer esa investigación, lo que unido a otros trámites implica que al menos hasta el verano no entrarían en vigor esas medidas de salvaguardia. Demasiado tiempo, a ojos de 13 de los 25 países de la UE
Hace seis años, en 1999, España importaba de China productos textiles y de confección por valor de 559 millones de euros. El pasado año, compró por valor de 1.314 millones, un 24,8 por ciento más que en 2003. En 2004, España compró fuera textiles por valor de 9.789 millones de euros, un 6 por ciento más que en el año anterior. Sobre la base de estos datos, China representa el 13,5 por ciento de las importaciones textiles totales. Sin embargo, en algunos casos, una de cada seis prendas confeccionadas proviene del gigante asiático.
China ha sido con la India y Pakistán el país más beneficiado por la liberalización de las barreras que habían limitado su expansión en los últimos años y regido las importaciones desde 1974. El 1 de enero acabó con el período de transisción hacia la libertad de comercio con China que se inició en 1995. Como consecuencia de la incorporación de la incorporación a la disciplina de la OMC, las importaciones de textiles desde estos países se ha multiplicado hasta hacer saltar las alarmas en Europa. Porque en España ya habían saltado.
El sector textil/confección vive desde el año 2001 afectado por la crisis de las principales economías mundiales, sobre todo europeas. En los últimos años se ha acostumbrado a convivir con cifras cada vez más alarmantes, que se resumen en caídas de la producción –la última, del 4,2 por ciento–, del empleo –36.000 personas desde el año 2000–, y el aumento del desequilibrio de la balanza comercial –3.450 millones de euros de déficit–, como resultado de un incremento de las importaciones cuatro veces mayor que el nuestras ventas al exterior.
Se importa más
«Desde el año 2001, la situación del sector ha cambiado mucho», asegura Víctor Fabregat, director del Centro de Información Textil y de la Confección, Cytic. «Se importa mucho más y lo que se trae de fuera no se produce aquí. Vamos reduciendo producción y empleo cada año». Al finalizar el pasado año, trabajaban en el sector 243.300 personas, frente a las 278.200 del año 2000. En esta fecha había 7.615 empresas, en 2004, 6.850.
La deslocalización de algunas actividades hacia fábricas del Marruecos, sobre todo, y del este de Europa, ha tenido también algo que ver, aunque en menor medida, con la situación que vive el sector.
Según Víctor Fabregat, en los cuatro primeros meses de este año la actividad ha seguido su lento pero seguro descenso, reflejo del fuerte incremento de las importaciones de ropa que se arrastra desde el pasado año, «que provoca problemas en las industria y en los proveedores de tejidos e hilados». Sólo los productos con marcas acreditadas en el mercado están capeando mejor el temporal.
El comercio exterior sigue la misma tendencia de los últimos años: aumentan fuertemente las importaciones y se exporta menos por la situación económica de los grandes países de la UE. «Las empresas venden en el exterior a fuerza de recortar sus márgenes e ir contra la cuenta de resultados».
Nadie, ni siquiera el comisario de Comercio de la UE, Peter Mandelson, se atreve a vaticinar cómo finalizará el conflicto. Para el director del Cytic, uno de los escenarios posibles está en manos de Estados Unidos si toma, como Turquía, alguna decisión unilateral contra la masiva importación de textiles chinos también al otro lado del Atlántico. En ese hipotético caso, «Europa tendría que seguir el mismo camino si no quiere que se produzca el efecto desvío hacia los países de la UE».
Reconversión
Pero la invasión de productos de China no es el único problema del sector español. Para el Cytic, el futuro pasa una reconversión que aporte más valor añadido, «dando por descontado que habrá producciones que no se podrán hacer por precio». Según Víctor Fabregat, es necesario innovar más en productos y procesos, mejorar el nivel de formación y acelerar la internacionalización de nuestras empresas.
Los ciudadanos españoles consumen más o menos lo que nuestro compañeros de viaje en la UE, con la excepción de los países de la Europa central y los nórdicos, cuyo gasto se dispara por las necesidades de equipamiento en ropa de hogar. El consumo per cápita se acerca a los 19 kilogramos.
J. Jiménez / J. Martín, Bruselas/Madrid
LA RAZÓN, 8 de mayo de 2005
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