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El ratón que viene de regalo al comprar el equipo informático puede no ser el adecuado.
Los usuarios acuden cada vez más preparados a la tienda de informática. Disponen de toda la información posible sobre la velocidad del procesador, la capacidad de los discos duros, la potencia de la tarjeta gráfica o la utilidad de la memoria RAM. Pero casi nadie pregunta por el ratón; por su marca, tamaño o por sus botones, si es inalámbrico, óptico, etc. Será después cuando surjan las quejas porque su ratón no responde bien, no es preciso o no tiene ni la mitad de funciones de las que ha oído hablar.
El ratón es, junto al teclado, el periférico más importante; es el medio para utilizar y comunicarse con la computadora. Si bien la mayor exigencia sobre las prestaciones del ratón está vinculada al tipo de labor específica que se desea realizar —en trabajos de diseño o retoque fotográfico el ratón debe ser una herramienta de alta precisión—, el común de los usuarios debe conocer las posibilidades de un buen ratón y las numerosas opciones del mercado. En juego está la idoneidad del manejo del PC e incluso la salud del propio usuario: al igual que una mala posición frente al ordenador provocará las ‘quejas’ del cuello o la espalda, la incorrecta colocación y sujeción del ratón, un modelo poco ergonómico o movimientos inadecuados pueden ocasionar lesiones del codo o la muñeca.
Distintas ‘razas’ de ratones
Es posible que el consumidor se conforme con el ratón que viene de regalo, que no tiene por qué ser malo, pero es improbable que sea el que más le conviene. También es posible que nunca conozca la experiencia de uso de un ratón adaptado a sus necesidades y personalizado según sus gustos. Pero no está de más preguntar, al adquirir el ordenador, por el ratón que le acompaña y si es posible contar con otro mejor, aunque sea pagando un poco más. Si no, habrá que ir después a comprar uno nuevo y abandonar el ‘regalado’ en algún cajón, donde duermen tantos otros.
Existen muchas ‘razas’ de ratones informáticos, desde el espécimen más primitivo, con bola en su parte inferior y un par de botones, hasta el más puntero, con tecnología láser, sin cable, diseño futurista y un sinfín de botones. Pero no todos los avances son necesarios para todos los usuarios. En ocasiones, la sofisticación del ratón sólo traerá problemas; muchos prefieren las prestaciones básicas y echar mano del teclado siempre que sea posible. Sin embargo, sí que hay nuevas tecnologías que hacen del ratón un periférico más cómodo y amigable. Para empezar, sin irse demasiado en el precio, es posible desprenderse de la bola inferior y de los cables.
Frente al deslizamiento mediante una esfera, los ratones con sensor óptico se adaptan a casi cualquier superficie y evitan la necesidad de desmontar el ratón periódicamente para quitar el polvo y otros elementos que la bola introduce en el periférico y que acaban con su precisión y reducen su vida útil. Ahora, la mayoría de los ratones se conecta al puerto USB (antes iban al puerto serie), pero para escritorios pequeños o saturados lo ideal es un ratón inalámbrico o al menos que no necesite demasiado espacio para moverse. Un Track Ball, un periférico con el que el puntero se mueve con el pulgar sobre una bola, minimiza el movimiento de la mano, y un ratón óptico evita los molestos cables encima de la mesa.
Súper Ratón
Los ratones que funcionan sin cables emplean dos tecnologías —los infrarrojos son ya una reliquia—, radio frecuencia y Bluetooth. La segunda aparece en ratones más caros, pero limita las interferencias con otros equipos inalámbricos y funcionan a mayor distancia del PC. ¿Para qué más distancia? Pues, por ejemplo, hay quien tiene el ratón al lado de la bici estática para navegar mientras hace ejercicio. Por supuesto, la tecnología inalámbrica se puede combinar con la óptica… y entramos ya en el terreno de los ‘súper ratones’.
Un ratón completo debe tener por lo menos tres botones. El botón situado en el medio, a menudo con forma de rueda para hacer scroll (moverse dentro de las ventanas), resulta muy útil una vez que se le coge el truco, pues se le pueden programar distintas funciones. El resto de botones laterales sirven a los que prefieren el ratón al teclado para realizar todo tipo de tareas. Los sistemas operativos actuales reconocen automáticamente cuando se enchufa un ratón, y cuentan con los drivers (programas) necesarios para hacerlos funcionar y personalizar sus elementos básicos: velocidad del clic y desplazamiento, forma y tamaño del puntero, etc. Pero, en especial en los ratones multifunción con varios botones programables para hacer casi cualquier tarea, suele ser conveniente instalar el CD con su programa específico.
Por último, hay que saber que un mal uso intensivo del ratón puede ocasionar tendinitis o el síndrome del túnel carpiano (dolor, hormigueo o entumecimiento en la palma de la mano, la muñeca o los dedos). Quien vaya a manejar el ratón durante muchas horas al día, al margen de probar cómo se adapta a su mano antes de comprarlo —hay ratones más o menos ergonómicos, como los hay sólo para diestros o pensados para zurdos—, deberá contemplar la posibilidad de utilizar una almohadilla especial para que la muñeca descanse.
La evolución del pequeño animal informático
La interfaz, o la forma de comunicación del hombre con el ordenador, ha evolucionado de forma imparable. Las primeras y mastodónticas computadoras recibían las instrucciones a través de tarjetas perforadas. Después, en los años 60, se empezó a emplear el texto y los cursores para moverse por la pantalla, hasta que aparecieron nuevas interfaces como tabletas gráficas, punteros o joysticks.
El ratón es relativamente viejo, pues fue diseñado por Douglas Engelbart y Bill English en 1968 y perfeccionado y utilizado por primera vez en los laboratorios de Xerox en Palo Alto en 1973. Pero no fue hasta 1984, con los pioneros Mac de Apple, cuando el ratón comenzó a popularizarse para convertirse años después en un periférico imprescindible con la interfaz gráfica del Windows 3.1 (1992). Los primeros ratones tenían un solo botón -Apple mantiene los ratones con un sólo botón como marca de identidad-, pero ahora llevan varios programables y se utilizan tanto o más que el teclado, incluso como mando a distancia para reproducir música o vídeo en el PC. Hay diseños de todo tipo y versiones mini para sustituir al touch pad (membrana táctil) de los portátiles.
CONSUMER.es, 8 de febrero de 2005
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