El juzgado de instrucción número 12 de Madrid ha condenado al cantaor Ramón Jiménez Salazar, más conocido como Diego El Cigala, por amenzar a una azafata de un avión de Air Europa y proferir expresiones malsonantes contra la tripulante. Las amenazas y los insultos fueron todos del cariz de "eres una guarra", "tu cara no me gusta nada" o "me cago en ti y en los de tu raza".
El incidente ocurrió el 29 de marzo de 2003. El juez condena a Diego El Cigala como responsable de una falta de amenazas a la pena de 20 días de multa a razón de 6 euros diarios, y a que indemnice a la azafata, M.J.M., con 245 euros por los días que estuvo incapacitada para trabajar, además de con 1.200 euros por las secuelas sufridas y con 2.520 euros por los gastos médicos.
También se impone al cantaor de flamenco a la prohibición de acercarse a la azafata a una distancia inferior a 200 metros durante un plazo de tres meses, y al abono de las costas del juicio de faltas.
Según los hechos probados, Ramón Jiménez Salazar embarcó el 29 de marzo de 2003 en el aeropuerto de Barajas en el vuelo 9706 de Air Europa con destino a Tenerife y, tras situarse en su asiento, se dirigió a la azafata, a la que entregó una bolsa con un traje para que lo guardara. La azafata le contestó que en dicho avión no había armarios y le indicó que podía colocar el traje en el compartimento situado encima de su asiento.
Ramón Jiménez, "en un tono tremendamente exaltado y agresivo", comenzó a proferir expresiones contra la azafata como "eres una guarra, tu cara no me gusta nada, te voy a sacar del avión con las piernas por delante, te vas a acordar de mí, me cago en ti y en los de tu raza".
Intento de manotazo
Ante este comportamiento, la tripulante se dirigió a la cabina del avión para informar al comandante del incidente y, en el momento de entrar en la cabina, "Ramón Jiménez intentó dar un manotazo a la azafata por la espalda, lo que no consiguió al cerrar ésta rápidamente la puerta". Posteriormente, el comandante del avión llamó a la Guardia Civil del aeropuerto de Barajas, que procedió a desembarcar al pasajero.
La sentencia añade que, como consecuencia de estos hechos, la azafata sufrió una crisis de ansiedad, tuvo que ser tratada médicamente y estuvo impedida para sus ocupaciones habituales durante siete días, quedándole como secuela un trastorno por estrés postraumático, y tuvo que hacer frente al pago de una factura por servicios médicos por importe de 2.520 euros.
Agencias, 11 de junio de 2004