El Síndrome de la Pantalla de Visualización, también conocido como "síndrome del ordenador", afecta ya al 80% de los jóvenes en edad universitaria y al 70% de los trabajadores que realizan su labor con esta herramienta, según estudios del Colegio de Ópticos de Galicia y la Academia Americana de Optometría.
Esta dolencia se da principalmente entre las personas que pasan más de ocho horas delante del monitor de una computadora y se manifiesta mediante el enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, cansancio ocular, cefaleas, dolores musculares, mareos y vértigo entre otros. Los cálculos de los expertos estiman que un tercio de la población juvenil será miope en el año 2020.
Los especialistas achacan esta patología a los problemas derivados de la ubicación de los equipos informáticos en el lugar de trabajo o estudio. Factores como una mala iluminación o una insuficiente resolución de la pantalla del ordenador favorecen la aparición de este tipo de dolencia.
Además, el Instituto vasco de Salud Laboral considera que tampoco hay que obviar que circunstancias como los reflejos, los brillos o la mala ventilación de la sala pueden incidir sobremanera en la gestación del síndrome. Perjudiciales son también la suciedad de la superficie del monitor o la acumulación de calor en el espacio donde se encuentra la pantalla.
A este respecto, los oftalmólogos aconsejan que el monitor esté inclinado hacia atrás cinco o diez grados respecto a la vertical, porque la tendencia del usuario es a trabajar con la cabeza un poco más baja de lo habitual. También apuntan a que los contenidos que aparecen en la pantalla deberían estar un poco por debajo de la línea de la mirada.
En cuanto a la iluminación ambiental, los expertos aconsejan que la luz no se base en un solo fluorescente porque produce un parpadeo inapreciable, por lo que lo ideal es que haya más de una fuente, cambiando las dos a la vez cuando se funda una de ellas para garantizar la homegeneidad de ambas luces.
Finalmente, los estudios revelan que esta patología puede obedecer también a defectos oculares mal corregidos como la miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia, insuficiencia de convergencia o el mal uso de las lentes de contacto. Tampoco son desdeñables otros factores como el estrés y el estado de salud general del trabajador o estudiante.
Periodista Digital, 18 de abril de 2004