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Así se dopa un ciclista -Capítulo V- (Diario AS)

“SI ALGO NO ME GUSTABA, ME LLAMABAN ACOJONADO”. “Yo no digo que te obliguen a doparte en el equipo, ni que te dejen de obligar, pero hay que entender que te ves involucrado en un círculo y hay que apechugar con ello. Yo no acuso a nadie de que me haya dopado, pero te ves en el círculo metido. Todos hablan de un círculo vicioso. Tú entras y no es que no puedas salir de él, pero yo me acuerdo que había cosas que no me gustaban y entonces te califican de acojonado y de mierda. Y eso es así y es lo que hay”. De esta manera define Jesús Manzano las presiones que ha sufrido como ciclista en su equipo para utilizar productos dopantes. ¿Cuándo me dopé por primera vez? Pues en amateur yo no seguía estos tratamientos, en amateur yo no me he dopado. Bueno, cafeínas sí he tomado, yo no me niego a decir que no he tomado cafeínas. Pero eso es otra cosa. En categoría amateur yo terminé un Campeonato de España... Y si Dios quisiera, si alguna persona que está bajo tierra levantara la cabeza (se refiere a Chava Jiménez), ésta podría contar dónde fui yo después de la carrera. Y allí se me pasó un control. Si me tuviera que cortar un brazo o una pierna para que esa persona volviera a estar aquí en el mundo, yo lo haría. Amateur: “Ahí no probé la EPO, ni las hormonas...” En aquel Campeonato de España, en Córdoba subiendo el Cerro Muriano, yo quedé segundo, detrás de un corredor vasco. Ese día yo pasé mi control en la Federación y luego después me llevaron a un hotel, donde estaba un equipo profesional, que no te voy a decir el nombre. No es el equipo donde he corrido. Pues allí me midieron los valores de sangre y que te diga ese médico, si se da por aludido, que diga él los valores de sangre que di yo. No llegaba al 40 de hematocrito. Y con ese nivel hice segundo. No como en la última Vuelta a España, cuando algún hipócrita decía que yo tenía 50 de hematocrito. ¡No tenía ni 48! Tenía 46 y medio y en un capilar 47. Eso no son 50. No es lo mismo que un coche te cueste cinco millones a que te cueste nueve. Que van tres millones de diferencia. De amateur no probé la EPO, ni la hormona del crecimiento... ¡Jamás. jamás...! Dicen que esa categoría ahora está podrida, pero yo no lo sé. En mi época, cuando yo la viví, no lo estaba. Sí tengo que decir, y lo hago sinceramente, que yo, antes de ser amateur, en la vida, jamás, jamás, había tomado recuperantes. Y en el campo amateur me empecé a recuperar. Es decir, con sueros, con cualquier suero glucosado, me ponía dos jeringuillas de 20. Eso en el campo amateur. Yo no escondo nada. Yo no soy un cobarde. Si alguno se siente indignado, que salga y hable. Últimamente ya me paré a pensar en los efectos secundarios del dopaje y claro que pensé dejar el ciclismo. Yo entré en este deporte con la mayor ilusión del mundo, porque me marqué una meta y trabajé para ganar dinero o llegar a ser alguien. Yo no creo que haya sido tan malo en amateur, cuando he ganado la Vuelta a Extremadura, he hecho segundo en un Campeonato de España, tercero en la Vuelta a Sevilla... Y sólo corrí seis meses en esa categoría. Uno se marca unas metas que quiere alcanzar. Con ilusión y ambición se gana todo. Entras en una dinámica y no voy a engañar. El primer año fue todo de color de rosa. En el segundo año empiezas a ver las rosas, pero le quitas los pétalos, y en el tercer año ya se monta un incordio. Te tienes que enfrentar a cosas que ves que están ahí. Yo he empezado a ver cosas que, claro, todo esto tiene efectos secundarios. La hormona de crecimiento se dice que si tienes una enfermedad, es como si la estimulases para que la tuvieses antes. Todo tiene efectos secundarios. El tabaco. Si te fumas un cigarro, no te pasa nada, pero si te fumas todos los días dos cajetilla, te pasará. Últimamente he pensado que me moriré antes de los 50 años. Date cuenta de que estás jugando con productos con los que las enfermedades te pueden salir antes. Yo trabajo para ganar dinero. Se supone que uno trabaja para que le paguen y para intentar ganar más dinero. Si yo me muero, por lo menos que mi familia se quede bien. Presión profesional: “Si no andas, vas a la calle. Y lo tomas...” Esto es una pescadilla que se muerde la cola. Si no andas, vas a la puta calle, lo coges o lo dejas. Por supuesto que se podría correr sin dóping, pero un ciclista no podría hacer Tour y Vuelta, por ejemplo. Habría cosas que no se podrían hacer, porque estarías al límite. Te recuperarías poco a poco, pero si te ha bajado el hierro, ¿cómo te recuperas? Se podría correr, por ejemplo, si las etapas de 200 kilómetros bajaran a 140. Y los ciclistas te darán más espectáculo. Pero como en esta vida todo se mueve por dinero... Cuando ves que has andado en sitios, has hecho tu trabajo y ¿para qué?, ¿para que te paguen dos millones de pesetas? Si me caigo de un andamio, me he caído, pero a mí no me va a matar nadie. ¿Que por qué no lo decimos? ¿Tú has visto algún ciclista que tenga carrera? ¿Cuántos hay en el pelotón? Yo conozco a dos o tres, muy pocos, porque la bici te obliga a entrenar muchas horas. Tienes que trabajar todos los días cinco horas ¿y lo vas a dejar ahora, después de toda la puta vida? Su futuro: “El cuerpo se resiente con el dóping” No interesa que lo dejemos. Y sigo puntualizando, que quede claro, que yo no acuso a compañeros. Hablo de mí. Pero, como ya dije ayer, ¿sabes cómo se acabaría esto? Sancionando también al médico y al director. Claro que pensé en dejarlo. Si tengo que comerme en vez de dos chuletas, una, pues me jodo y lo hago. Ya lo pensé. ¿Para qué?, ¿para ganar ocho millones de pesetas y no sé si voy a llegar a los 50 años? Yo no sé si voy a llegar a los 50 años, porque creo que el cuerpo se resiente. Un riñón lo acusa. Y ya estamos hablando de recuperadores, de protectores hepáticos, el S’Amet, y esto lo venden en las farmacias. Y un día sí y otro no lo tienes que hacer. Esto está permitido y sirve para protegernos, pero ¿a que si tú pones ladrillos no te tienes que poner esto? Esto se da para las drogas, entonces esto son drogas también. No el polvo blanco, que algunos dicen por ahí que yo soy traficante de esto. Drogas hay muchas... ¿Me obligan a doparme? Es una pregunta difícil de contestar. Pero yo no me escondo. Insisto que esta es la pescadilla que se muerde la cola. Tú pasas al ciclismo profesional con toda la ilusión del mundo, creyendo que te vas a labrar un futuro y cuanto más andes, más ganas. Te viene el médico y te dice: Te vamos a dar eso. Si tú dices que no, estás botado al año que viene. La ACP: “¿Cómo me defiende mi asociación?” ¿Y por qué la ACP (Asociación de Ciclistas Profesionales) no hace nada? Yo no tengo respuesta. Yo creo que la ACP debe estar para apoyar al ciclista. A mí me ha llegado un mensaje, en un número de teléfono, en el que me decían que se tomaba un pacto de silencio. No son estas palabras, pero más o menos así. Luego se ha visto por ahí lo que decía un comunicado que ha ido firmando el pelotón. El ciclismo es la gallina de los huevos de oro, pero eso se debe acabar. Si tengo que ir a un juzgado, iré a un juzgado; si tengo que ir a una fiscalía, tengo que ir a la fiscalía. ¿Yo tengo que ser sancionado porque no me pagan, porque me han hecho doparme, porque esto es la pescadilla que se muerde la cola, porque si tú no andas vas a la puta calle y entonces tienes que tomarte eso? En mi primer año de profesional no me ofrecieron nada; en mi segundo año, ya me han ofrecido. Yo pago por ser socio de la ACP 600 euros al año, pago la licencia federativa de mi bolsillo, pago un 10 por cierto de los premios a los auxiliares del equipo, que se lo merecen, porque son gente trabajadora. Entonces, ¿cómo me defiende mi asociación? Aquí lo mismo también hay que abrir una vía de investigación. El despido ocurrió en la antepenúltima etapa de la pasada Vuelta, donde dormimos en Villalba. En todas las etapas iba quedándome, de tanta cortisona que ya llevaba encima en la rodilla. Estaba al lado de mi casa, así que era seguir o reventar. Entonces se decía: “Pareces recuperado”. Y yo respondía que no, porque aún me dolía. El despido: “Me acusan de joder y de medicarme” Me metí en una fuga. Por Torrelodones me iba dando pinchazos, pero se me quitaban. Llegué a Los Leones. Me mandan parar, con tanta suerte que tuve unos problemas con los auriculares. Y yo allí, parado. Y en mi equipo: “Dios, es que tú no escuchas”. Y yo diciendo que estaba parado, ¿qué quieres que me pare en un petril de la carretera, que me dé la vuelta en dirección contraria?. Una vez llegué, salí a tomar una coca-cola con un amigo y otra persona. Y me llama una amiga y me viene a ver. Estuve tomando algo y entré en la cena. Después de cenar me medí y tenía 46 y en otro 47 de hematocrito. Luego subí a la habitación y estuve hablando con mi amiga. Tocan a la puerta y digo: “¡Va!”. La chica no se esconde, porque yo no estoy jodiendo. Abro. “¿Podemos hablar?”. Y el director, acompañado del manager, me dice: “Tú mañana no sales, porque no me está gustando tu comportamiento. Pero, tú como te crees que puedes estar en 50”. Y les digo que cómo iba a estar en 50, que dos personas se midieron conmigo. Se pensarían que me estaba automedicando. ¡Pero qué me voy yo a estar automedicando! Si ahora no hay EPO de la que no dé positivo. Indisciplina es esto que he contado en AS. Los enganchones con el director habían sido por culpa de otras negligencias médicas. Y entonces coge y me echa. Le digo que me tendrá que pagar gastos. Me responde que no tiene dinero. Le replico: “Ese no es mi problema”. Al día siguiente no salí. A las tres de la tarde me echan de la habitación. Bajo y veo al mánager ahí detenido. Yo llevo un sobre de gastos de 2002 y principios de 2003. Hago una lista. Me dice: Tengo un problema, he quedado con tal persona y me tengo que ir. ¿Me puedes firmar aquí y mañana en la cena te doy el recibo”. Pero al día siguiente no me dieron nada. El dinero me lo pagaron, pero ese papel en blanco que firmé se acabó utilizando para mi carta de despido hecha a mano. Ni DNI de uno, ni de otro, ni de nada. A partir de ahí me reclaman unos gastos de principio de año, en el Hotel Patilla. Me lo descuentan de la nómina. Una nómina de 2.900 euros se me ha quedado en 800. Y tengo por aquí el justificante. Adicciones: “Del Prozac a las drogas hay un paso” Luego me llegó un burofax donde decía que me retenían la nómina de diciembre porque no había mandado las bicicletas. Luego se las envié. Ya están allí, pero ¿yo he cobrado la nómina? Aquí no está pagada la nómina. Esto está todo mandado. Ahora denunciado. Me deben todavía el mes de diciembre. Yo tengo un contrato hasta el 31 de diciembre de 2004 por diez millones de pesetas. Pues vale, llamo para que me hagan la carta de despido. Y nada. Llamo a su gestoría. Me dice que me la hacen. Salgo desde Ávila a Alicante con un amigo, a 220 por hora en coche. Llego y le pido a una persona una copia de un contrato original y me da esa carta manuscrita donde pone que acabo en 2003. Y el tío me dice: “¿Pero esta carta no la has escrito tú?”. Y respondo: “No, no...Esta es mi firma, pero esta carta no la he escrito”. Esa es la carta que me han dado de despido. Y luego dicen que es de mutuo acuerdo. Luego se ha dicho que tenía un club de alterne, Ojalá. Después se me ha acusado de narcotráfico. Yo no soy un camello de polvo blanco, como ha dicho un director que llamó a mi casa. Eso es muy grave. Si lo fuera tendría siete coches, siete casas y no viviría de alquiler. Yo no he tomado cocaína. Sólo caté un porro cuando iba al instituto y me entró tanto hambre que me compré una Pepsi y una bolsa de gominolas. Nunca más. Una cosa son las drogas y otra el dopaje. Eso no quiere decir que un corredor sea adicto a la cocaína por el ciclismo. Pero sí te enganchas a otras cosas como los antidepresivos, el Prozac. Eso te induce. Si tú tomas antidepresivos, te tomas dos pastillas al día y se está de puta madre. El Prozac es una cosa que la estás tomando, dos pastillas diarias, y ya estás eufórico. Todo eso cuando lo dejas crea una adicción. Eso no da positivo. La pastilla de la felicidad, he escuchado yo por algún sitio que la llaman. Dos o tres pastillas al día. Porque el cuerpo se encuentra derrotado. No duermes. Tantos días, tanta presión, mucho estrés. Por la mañana, desayuno, esto, autobús, lo otro, carrera, ducha, masaje, cena, lo otro, son muchas cosas ya... Se recurre al Prozac, la Floxetina, que son medicamentos que realmente enganchan. Para qué te voy a engañar, porque estás de puta madre, hablando pronto y claro. Yo lo he tomado para carreras, para épocas, y después del Tour estuve fastidiado, fui al médico de cabecera porque estaba desanimado. Me mandó Prozac. Cuando estuve desanimado, depresivo, siempre tomaba Proza. Tengo recetas, justificantes del médico. De ahí a las drogas va un paso. A mí no me puede venir una persona acusándome de que yo soy un camello de polvo blanco. Eso muy fuerte. Juan Gutiérrez Diario AS, 28 de marzo de 2004
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