En 2015, la cuarta parte de la población española estará compuesta por inmigrantes llegados del extranjero (EL MUNDO)

Segun estudio elaborado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), en poco más de 10 años el número de extranjeros residentes en España pasará de los 2,2 millones actuales a 11 millones, lo que supone que uno de cada cuatro residentes será inmigrante. En 2015, las calles españolas se teñirán de negro, rojo y amarillo en una mezcla de nacionalidades difícil de reconocer para muchos y poco apetecible para la mayoría. Esta cifra incluye a los extranjeros que ya residen en España, a los que llegarán en los próximos 10 años y a los hijos de ambos. Al mismo tiempo, el estudio reconoce que el 48% de los españoles ya piensan que el número de inmigrantes es excesivo demasiados, frente al escaso 4% que considera que es escaso. En cerca de 300 páginas, el informe -elaborado para FUNCAS por un grupo de profesores universitarios y expertos en inmigración- disecciona los datos actuales de inmigración -incluyendo la opinión de los españoles ante el aumento de la población extranjera- para marcar las tendencias del fenómeno migratorio en España. Más inmigrantes La principal conclusión del estudio es el espectacular aumento de la población inmigrante en España. Según los expertos que lo han elaborado, de mantenerse las tendencias actuales, los inmigrantes, que actualmente representan el 5,4% de la población española, triplicarán su presencia en la sociedad para 2010, cuando supongan el 14% de la población, un porcentaje que en 2015 llegará al 27%. Una previsión que, lejos de ser una quimera, está respaldada con la abundancia de datos presente en el estudio y con la seguridad de que «muchos de los estímulos que están alentando los fenómenos migratorios continuarán incidiendo a corto plazo». Entre esos estímulos, el estudio resalta lo que, a su parecer, es el principal: la distribución de la riqueza mundial. En efecto, el informe asegura que «el flujo de individuos en busca de mejores condiciones de vida difícilmente se frenará mientras el 20% de la población mundial posea el 85% de la riqueza». Demasiados para la mayoría El aumento de inmigrantes en los últimos años ha hecho saltar las alarmas en buena parte de la sociedad, a tenor de lo que muestra el informe: el 48% de los españoles piensa que el número de extranjeros que viven en España son ya demasiados; un porcentaje que en 2000 era del 31% y que en 1996 apenas llegaba al 18%. Además, otro 40% piensa que son bastantes, aunque no demasiados -es decir, que el número actual está bien, pero que no debería aumentar más- y apenas un 4% considera que en España viven pocos inmigrantes. Un dato que ya de por sí puede preocupar, pero que se agrava si se tiene en cuenta que el 87% de los españoles está convencido de que la inmigración seguirá aumentando, sólo el 7% cree que se mantendrá y nadie opina que en los próximos años decaerá. Entrada no, integración sí Estando así las cosas, no es de extrañar que la postura de los españoles ante la entrada de inmigrantes en España haya variado sustancialmente en los últimos años, tal y como refleja el estudio de la Funcas. Si en 2000 el 20% de la población se mostraba favorable a permitir la entrada de extranjeros en España sin ningún obstáculo legal, tres años después, en 2003, sólo el 8% de los españoles opina igual. En el otro lado de la balanza, el número de personas que cree que se debería permitir la entrada sólo a quienes tuvieran un contrato de trabajo en España ha ido aumentando paulatinamente.Del 79% de los españoles que opinaba así en 2001 se pasó al 84% en 2002 y al 85% en 2003. No obstante, el informe deja claro que eso no significa que exista un rechazo explícito a la población extranjera en España, sino simplemente que los españoles no quieren que el número de inmigrantes continúe aumentando. La tesis está respaldada por los datos que aseguran que una amplia mayoría de españoles admite la posibilidad de tener en su vecindad o como compañeros de trabajo a ciudadanos de otros países, que el 74% de los españoles no tiene inconveniente en que sus hijos compartan las aulas con los niños inmigrantes y que sólo el 4% asegure sentirse molesto con la presencia de extranjeros en España -frente al, por ejemplo, 15% de media de la UE, y pese a que España registró en 2002 la mayor tasa de inmigración de Europa-. Cierta desconfianza Coincidiendo con la tesis anterior, desde 2001 el trato de los españoles con los inmigrantes prácticamente no ha cambiado. En 2003, el 46% miraba a los extranjeros con desconfianza, el 24% mantenía con ellos una actitud normal y el 12% mostraba desprecio y agresión. La bienvenida a los extranjeros puede que no sea, pues, muy calurosa, pero lo cierto es que es muy similar a la que se les dispensaba hace dos años, cuando el 45% los trataba con desconfianza, el 20% con normalidad y el 17% con desprecio y agresividad. Cárceles y delincuencia Según el informe de la Fundación, en nuestras prisiones hay cada vez más inmigrantes. En julio de 2003, 14.517 extranjeros dormían a diario en las cárceles españolas, un 26,5% del total de presos en España. El crecimiento es considerable si se tiene en cuenta que hace 10 años ese porcentaje era del 16%. Además, el estudio cuenta que la tasa de reclusión de extranjeros es cuatro veces y media superior a la de los españoles (0,60% frente a 0,13%). Siendo así, en algunas zonas de España, y especialmente en las grandes ciudades en las que se produce una mayor concentración de inmigrantes, la sensación de inseguridad se ha disparado en los últimos años. En Madrid y Barcelona, por ejemplo, hasta el 43% de la población se siente insegura. Si bien, según señala el estudio, el crecimiento de la inseguridad y de la inmigración no tiene por qué estar relacionado, lo cierto es que el 34% de los españoles sí que lo relaciona y en todas las encuestas de opinión uno y otro tema han ido subiendo puestos de forma conjunta en la tabla de preocupaciones de la población. Ilegalidad y marginación Como colofón, el estudio deja constancia del lado más negro de la inmigración: los inmigrantes ilegales y la marginación. Con unas vías legales de entrada en España poco realistas y con unas políticas de integración insuficientes, según dice el informe, la marginalidad entre la población trabajadora extranjera se incrementa en España año tras año. Citando como su primera consecuencia la ilegalidad de muchos extranjeros que entran en nuestro país de forma irregular, la relación entre la situación de estas personas y el aumento de la delincuencia es obligada para los autores del estudio. Según dicen, en torno al 22% de los inmigrantes en situación irregular ha acudido alguna vez a los servicios sociales en solicitud de prestaciones vitales de ayuda. Roberto de Benito EL MUNDO, 22 de enero de 2004