Estaba cantado. Para algunos espectadores hasta los teléfonos estaban manipulados y todo con el fin de que Nuria Fresita ganase la quinta edición de Gran Hermano.
Lo hizo por todo lo alto, pintada como Heidi y vestida de rosa, gritando muy cerca de la histeria y ejerciendo de tontita oficial del concurso más que nunca. A su lado, un Julián que quedó tercero -patidifuso tras haber recibido un coche, ¡un coche!, premio nunca visto en la televisión- y un David absolutamente desbordado (¿quizá avergonzado?) por su partenaire .
Mientras Mercedes Milá lanzaba destellos con su chaqueta y mostraba una camisa y puños al más puro estilo Aida (por cierto, esta última muy guapa) Fresita se hartó de llorar, claro, aunque entre lágrimas fue capaz de regalar unas cuantas frases a la humanidad: «Es una experiencia de los tiempos del hombre más remotos», «a las mujeres tenéis que mimarlas mucho y no gritarles», «la casa me ha querido mucho» y «¡qué tengáis mucho amor todo el mundo!» fueron algunas de las joyas que soltó.
Eso sí, hay que reconocerle el mérito de recordar constantemente a su madre cuando se supo ganadora, y nadie duda que después de criarla, aguantarla y quererla, la buena mujer se lo merece.
Pero no es oro todo lo que reluce. ¿Se habrán equivocado el 56% de los votantes de GH al elegir a la de Salou como ganadora? A lo mejor más de uno se lo planteó tras ver cómo forzaba las lágrimas, cuando se olvidó de la foto de Denís al recoger las imágenes de sus amigos o al descubrir que con un deportivo y 50 millones de las antiguas pesetas en el bolsillo es más fácil -facilísimo, más bien- manejar a una vaca.
Carne en el plató
Al margen de las salidas de tiesto de Fresita (¿quién no lo esperaba?) en el plató se vivió una emoción contenida por parte de los ex concursantes y en gran medida del público. Unos eran parientes, otros amigos y el resto, relleno, que apenas podía respirar con los escotes -por todas partes- de Ainhoa o los bucles estratégicamente colocados por todo el cuerpo de la mejicana Isabel.
Poco a poco pasaron por el lugar los finalistas y Julián demostró que GH no es inútil del todo, ya que aprendió que decir se dice así y no asín . Para que luego digan que estos programas de televisión no dan cultura.
DIARIO DE LEÓN, 13 de enero de 2004