Ya hemos hablado en otra ocasión de la transformación que algunas personas sufren a los ojos de otras. Atutxa es uno de los caos paradigmáticos de esa extraña mutación que hace malo lo que antes era insuperable. Como si el toro de Osborne se hubiera transfigurado y apareciera como la Hidra de las Siete Cabezas, por ejemplo.
Dijo Atutxa que se retiraba de la política al término de esta legislatura y no pasaron diez minutos hasta que saliera Iturgaiz a celebrarlo. Para la ocasión le idearon una frase feliz: «Es una muy buena noticia que se retire un presunto delincuente». Y propondrá que devuelva los aplausos que los suyos le otorgaron cuando era el toro de Osborne.
En "La Razón" informaban de la retirada en su primera página: «Atucha dejará la política para no cumplir una posible condena. Volverá a la empresa privada y así no hará frente a la inhabilitación si se le castiga por desobediencia». El sonoro titular acompañaba a una nota de tono editorial: «Satisfacción general ante el adiós a la política de Atucha, aunque sea por la puerta falsa». Según el editorialista «Juan María Atucha es el principal protagonista de uno de los episodios más negros de la reciente historia de nuestro país (...) su adiós a la política ha causado por tanto la satisfacción general entre la opinión pública, aunque la marcha de Atucha sea por la puerta falsa». Algún día habrá que analizar la pasmosa facilidad que tiene este editorialista para conocer lo que piensa la opinión pública. Es curioso.
"Abc" también dedicaba nota editorial al anuncio en cuestión, pero en páginas de información se limitaban a una escueta columna titulada «El PP atribuye la retirada de Atutxa a sus problemas con la Justicia». La opinión era más contundente: «Huida hacia atrás». Según Zarzalejos a Atutxa le pasa que «no quiere figurar en la primera línea de la incierta ofensiva de Ibarretxe donde tiene su sitio por méritos propios y necesidades del frente nacionalista y escapa. A cubierto». O sea, que el Atutxa valiente de ayer es el cobardón de hoy que corre como un conejo. Lo dicho, la transfiguración del ser a los ojos de otros.
En "El Diario Vasco" buscaban la distancia y daban cuenta de las reacciones, sin opinar sobre los hechos: «El tripartito resalta 'la magnífica labor' de Atutxa y PP y PSE critican su última etapa». También "El Mundo" obviaba dar su parecer, aunque llevara el tema a primera página: «El PP advierte que Atutxa se retirará para eludir los efectos de una sanción penal». Visto lo visto, más de uno habría de reflexionar sobre los besos de ayer. Cuando vienen del enemigo hay que desconfiar. Siempre.
Maite Soroa
GARA, 13 de enero de 2004