La captura de Saddam Hussein fue presentada por el ejército estadounidense como un punto de cambio para Irak, pues muchos creen que podrá llevar a la reconciliación y la estabilidad política.
Llegó el momento esperado por las fuerzas estadounidenses.
Se aspira a que, con la caída definitiva del ex mandatario iraquí, los meses de resistencia armada y oposición violenta lleguen a su fin.
La idea inicial es juzgar a Saddam Hussein ante un tribunal especial iraquí, para que sean ellos quienes hagan justicia. El establecimiento de un órgano judicial para los antiguos miembros del partido Baas -que gobernaba el país- fue anunciado por el Consejo de Gobierno de Irak la semana pasada.
Se espera en silencio que la reconciliación en Irak también lleve a un período de distensión diplomática en la comunidad internacional, y que mejore las posiciones externas e internas del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair.
Éstos fueron temas visibles en la rueda de prensa convocada por el administrador estadounidense de Irak, Paul Bremer.
En un momento de triunfalismo poco característico de Bremer, el funcionario declaró de manera melodramática: "¡Lo atrapamos!", e hizo un intento por capitalizar el impulso del momento.
"Con el arresto de Saddam Hussein, se abre una nueva oportunidad para los miembros del antiguo régimen de poner fin a su amarga oposición", dijo Bremer a los iraquíes.
Blair, cuidadoso
El primer ministro británico tocó el mismo tema en su rueda de prensa, convocada después de una conversación con el presidente Bush.
"La sombra de Saddam se levantó por fin para el pueblo iraquí", dijo Blair. "Demos gracias por esto, pero permitamos también que ésta sea la oportunidad para encontrarse y reconciliarse".
En un tono deliberadamente mesurado, Blair dio su mensaje al mundo musulmán.
"El renacimiento de Irak representa la muerte de la mentira que se intenta vender de que estamos luchando contra los musulmanes. Los musulmanes fueron víctimas de Saddam", explicó.
Los próximos pasos
Ahora, todo depende de cómo se maneje lo que viene adelante.
Las fuerzas de resistencia serán bombardeadas con propaganda sobre la inutilidad de su lucha. También continuará el bombardeo con armas.
La política hacia Saddam Hussein será la de enfatizar que su destino está en manos de los ciudadanos que sufrieron bajo su gobierno.
Se lanzará un nuevo esfuerzo para asegurar que se cumpla el cronograma impuesto para la designación de un gobierno interino iraquí en junio.
Hay un impulso diplomático para asegurar la participación de la Organización de las Naciones Unidas y, a través del organismo, de todos los países que se opusieron a la guerra y la ocupación.
De repente, surge una luz al final del túnel para las fuerzas de coalición encabezadas por Estados Unidos.
Sin embargo, recordemos la euforia inicial de la declaración del fin de la guerra; ahora, el tono es más cuidadoso. No se pueden hacer grandes muestras de satisfacción.
Culto a la personalidad
Al analizar el impacto de la captura de Saddam Hussein, es importante recordar la dominación impuesta en Irak por un solo hombre durante 25 años.
La fuerza de su presencia y la brutalidad de su gobierno aseguró que la vida política normal fuera desterrada. Se generó un culto a la personalidad.
Saddam Hussein se embarcó en un programa armamentista en el que desarrolló agentes químicos y biológicos que, de dejarse sin vigilancia, podían haber desembocado en armas nucleares.
Y aunque la invasión abanderada por los estadounidenses lo retiró del poder, no pudo borrar su influencia: su espíritu estaba presente en el pueblo iraquí como un fantasma en una obra de Shakespeare.
Quizás su captura fue cuestión de tiempo. Esto quedó claro cuando sus hijos Uday y Qusay murieron en un tiroteo en Mosul, al norte de Irak, en julio.
Saddam Hussein fue encontrado en un escondite subterráneo en una casa alejada de los centros de poder.
El depuesto mandatario se mostraba cansado, despeinado y con una espesa y desarreglada barba. No luchó por defenderse. Fue humillado.
Paul Reynolds, Especialista en temas internacionales de la BBC
BBC, 14 de diciembre de 2003