Mujeres de 18 a 35 años afrontan un proceso largo e indoloro por el que pueden recibir de 600 a 900 euros como compensación.
Las donaciones de sangre o de órganos salvan miles de vidas a diario en el mundo. Las de óvulos permiten crearlas a un número cada vez más elevado de parejas que de otro modo no podrían disfrutar de la experiencia de gestar un nuevo ser. Distintos centros médicos de toda España, la gran mayoría privados, se encargan de extraer ovocitos maduros, óvulos, a mujeres sanas de entre 18 y 35 años que afrontan de forma voluntaria y altruista un proceso largo, indoloro y seguro por el que pueden recibir una compensación que oscila entre los 600 y 900 euros. Sin embargo, no sobran las donantes.
ESTIMULACIÓN OVÁRICA
Los ovocitos son los gametos femeninos -células reproductoras- que no han madurado. Se cifra en 400.000 el número de óvulos inmaduros con el que cuenta una mujer sana en sus ovarios desde su nacimiento. A lo largo de su vida fértil, alrededor de 400, sólo uno cada mes, llegarán a convertirse en óvulos susceptibles de ser fecundados. La obtención de estos óvulos es la meta de la donación, que encuentra en la limitación natural de la producción de un único gameto al mes su principal obstáculo.
Para superar este problema y garantizar la eficacia del acto de la donación, los centros médicos especializados utilizan una técnica denominada estimulación del ciclo ovárico de la donante. Este proceso, que se prolonga a lo largo de un periodo que va de los doce días a un mes, se basa en un tratamiento hormonal cuya duración varía en función del método establecido por cada centro. En general, se lleva a cabo durante 20 ó 25 sesiones que permiten la maduración de más de un óvulo. El control de su evolución se realiza por medio de ecografías y análisis hormonales, tal y como explica el doctor Simón Marina, director del Instituto Cefer de la clínica Teknon de Barcelona y promotor de la Fundación pro-donación de óvulos. “Con ello se consigue una media de seis a diez óvulos”, apunta.
Los óvulos generados se extraen de la donante por medio de una punción bajo anestesia local. “La sedación se hace por inyección subcutánea. La operación apenas dura media hora y no requiere ingreso. Tampoco son necesarios los puntos y no hay cicatrices”, detalla el doctor Marina. El doctor José María Gris, de la Unidad de Reproducción Asistida del Área Materno-Infantil del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, coincide en destacar el carácter indoloro de la extracción.
Riesgos mínimos
El protocolo que se sigue en la donación de óvulos puede entrañar algún riesgo, pero éste es mínimo, tal y como aseguran los dos especialistas. Los controles que se realizan a la donante antes y durante el proceso son exhaustivos y la evolución en los tratamientos ha reducido los posibles problemas a la mínima expresión. “Nuestro primer objetivo es que la donante no corra ningún riesgo”, afirma Simón Marina.
La hiperestimulación ovárica, generación excesiva de óvulos, es una de las principales complicaciones que pueden surgir, con síntomas como hinchazón abdominal o dolor. No obstante, según el director del Instituto Cefer, el riesgo es “leve”. “Realizamos un intenso control a través de análisis hormonales y ecografías y la posibilidad de que se produzca este fenómeno es muy baja, se estima en uno por cada 250 casos”, explica.
De “escasísimo” también califica el doctor Marina el riesgo de una punción ovárica, esto es, que el ovario sufra daños en el proceso de extracción de los óvulos, o el generado por la utilización de anestesia. “Los riesgos son los mismos que puede tener una mujer que se somete a una fecundación in vitro”, resume el doctor Gris, del hospital Vall d’Hebron.
El director del Instituto Cefer recalca asimismo que el acto de la donación de ovocitos no afecta en absoluto a la fertilidad de la donante. “Lo único que hacemos es estimular la ovulación, hacer que maduren un grupo de óvulos que, de otra forma, no serían utilizados”, aclara.
PERFIL DE LA DONANTE
El perfil tipo de la donante de óvulos responde al de una joven universitaria entre 18 y 25 años que, bien porque alguien de su entorno tiene problemas de fecundación, bien porque conoce a otras personas que han realizado la donación, se ha acercado a alguno de los centros autorizados por el Ministerio de Sanidad.
La razón del predominio de universitarias lo explica así el doctor Marina. “El proceso de donación es largo y requiere múltiples visitas al centro, lo que supone un problema para las posibles donantes que tengan un trabajo y, por tanto, un horario más rígido. No ocurre así con las universitarias”, justifica.
Escasez de donantes
El proceso de donación de ovocitos puede realizarse en una misma donante más de una vez y, de hecho, un alto porcentaje de las mujeres que se someten a él repiten. Según Simón Marina, “lo habitual son tres o cuatro donaciones por persona”. Pese a esta circunstancia, los centros constatan que la demanda de óvulos crece en mayor medida que la oferta. De ahí que muchos de ellos, la gran mayoría de los privados y alguno de los públicos, promuevan campañas informativas y de captación de donantes tanto en los medios de comunicación como en los campus universitarios.
En los centros públicos que no disponen de recursos económicos con los que sufragar estas formas de atracción de posibles donantes recurren a la colaboración de las mujeres que necesitan los óvulos para ser fecundadas, como es el caso del hospital Vall d’Hebron. “En nuestro caso, las receptoras aportan cada una de ellas una posible donante. Ésta suele formar parte de su círculo de amistades o de su familia, por lo que su predisposición es total”, describe el doctor José María Gris. Debido a que la legislación exige que la donación sea anónima, las mujeres no recibirán los óvulos donados por la persona que les ha acompañado, sino por otra que no conocerán jamás.
Una de las causas de la escasez de donantes se halla en el bajo porcentaje de candidatas que superan todos los estrictos controles y exámenes médicos previos al proceso de donación. De cada 100 mujeres que acuden a los centros de reproducción asistida para donar sus óvulos, tan sólo de 20 a 25 son aceptadas. En el caso de sistemas como los utilizados en el Vall d’Hebron, el porcentaje varía. “Nosotros informamos a la receptora con antelación y de forma detallada sobre los requisitos que debe cumplir la potencial donante. Además, las receptoras suelen contar con una segunda posible donante en el caso de que tras realizarle los controles establecidos se compruebe que la primera no puede serlo”, detalla José María Gris.
El protocolo de selección de donantes viene recogido en el Real Decreto 412/1996 de uno de marzo. Según este texto normativo, la posible donante debe encontrarse en una edad comprendida entre los 18 y los 35 años, tener una función ovulatoria normal, no padecer ni ella ni sus familiares más próximos ninguna malformación, enfermedad genética, congénita ni hereditaria –de ahí que no puedan donar las mujeres adoptadas, ya que se desconoce el historial de sus padres biológicos-, estar sanas y no sufrir alteraciones o enfermedades de transmisión sexual, amén de no haber dado a luz a más de seis hijos.
Todo ello se comprobará en un reconocimiento médico, que incluirá los antecedentes de la donante y de sus familiares, además de un examen físico en el que se incluirá su raza, talla y peso, su color de piel, de ojos, de pelo, grupo sanguíneo y factor Rh. Las personas que no sean aceptadas como donantes conocerán de manera individual y confidencial la razón de su rechazo.
COMPENSACIÓN ECONÓMICA
Tanto el Real Decreto 412/1996 como la Ley de Reproducción Asistida 35/1988 prohíben la venta y comercialización de ovocitos, así como el pago de cantidad alguna a los donantes. El contrato, por escrito, debe ser “formal, gratuito y secreto” y la donación no debe perseguir un fin lucrativo ni comercial.
No obstante, los textos normativos dejan abierta la puerta de una compensación económica a las donantes para sufragar los gastos y molestias que ocasionan las múltiples visitas que deben hacer a los centros autorizados hasta la conclusión del proceso. Esta cantidad, del todo justificada en opinión del doctor Marina, oscila según los centros entre los 600 y los 900 euros. “Estas jóvenes tienen que acercarse al centro más de veinte veces en un mes. No podemos pedir que además de afrontar el proceso de donación, se paguen los desplazamientos”, argumenta.
Sin embargo, no en todos los centros se ofrece tal compensación económica. “A causa de la escasez de recursos, nosotros no podemos afrontar la entrega de una compensación económica. Por ello pedimos la colaboración de las receptoras para hallar donantes”, aclara el doctor José María Gris, del hospital Vall d’Hebron.
RECEPTORAS
Las mujeres que requieren de la donación de óvulos para poder engendrar un hijo son aquellas que no cuentan con ovarios, aunque sí con un útero normal, o que, pese a disponer de estos órganos, su funcionamiento no es el idóneo, lo que en ocasiones se detecta por los fallos repetidos en los intentos de fecundación in vitro.
Las mujeres que padecen esterilidad por haberse sometido a un tratamiento de radio o quimioterapia; las que, debido a enfermedades hereditarias y malformaciones cromosómicas precisan de óvulos donados para tener hijos sanos y las que sufren menopausia precoz, es decir, antes de los 40 años, también se pueden beneficiar de los óvulos donados.
A este listado hay que sumar el de las mujeres mayores de 40 años que, pese a contar con una función ovárica normal, desean valerse de óvulos donados para tener hijos. La razón estriba en que la calidad ovárica y la fertilidad, y con ello la posibilidad de engendrar hijos sanos, disminuye a medida que aumenta la edad de la mujer, situación que se puede paliar con ovocitos de mujeres jóvenes. “Este es un colectivo creciente entre las demandantes de óvulos donados. No hay un límite legal de edad para las receptoras, depende de las directrices de cada centro y, sobre todo, del estado de la receptora. Pero si la mujer se halla en un buen estado, ¿por qué no hacerlo? ¿Acaso no hay hombres que son padres a los 60 años?”, reflexiona el doctor Marina.
En todos los casos, la principal técnica seguida con los óvulos cedidos por las donantes para crear una nueva vida es el de la fecundación in vitro, es decir, la fecundación de los óvulos fuera del organismo de la receptora y la posterior introducción de dos a tres embriones –óvulos fecundados- en su útero. Tal y como exige la normativa vigente, los óvulos utilizados deberán provenir de una donante con características físicas lo más parecidas posibles a las de la receptora.
El porcentaje de éxito de este procedimiento con óvulos donados, cuyo coste para la receptora va de la gratuidad en los centros públicos hasta los cerca de 6.000 euros en los privados, varía de un 40% a un 60% por ciclo o intento, lo que constituye la tasa de éxito más elevada entre las técnicas de reproducción asistida.
Congelación de óvulos
Una de las posibles soluciones a la escasez de óvulos donados se halla en su congelación, lo que permite la creación de un banco de óvulos y un mejor aprovechamiento. Hasta ahora, la Ley de Reproducción asistida 35/1988 recogía en su articulado la prohibición de utilizar óvulos congelados mientras no existieran garantías suficientes en su proceso de descongelación y dejaba al juicio del Comisión Nacional de Reproducción Asistida, órgano consultor del Gobierno en lo relacionado con estas técnicas, la decisión de levantar este impedimento.
Quince años después, la evolución en los procedimientos y la aquiescencia de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida ha tenido como fruto el Real Decreto 120/2003 por el que se autoriza, aún con carácter excepcional, la fecundación controlada y experimental de ovocitos congelados.
CONSUMER, Diciembre 2003