SANTIAGO DE CHILE (Reuters) -- En algún país de América latina en este momento, una mujer está dando a luz entre paños y manos sucias, pues sus escasos recursos económicos y la lejanía de un centro hospitalario le impidieron hacerlo con un especialista. Es muy probable que, en pleno siglo XXI, esa mujer muera.
Según un informe del Centro de Perinatología y Desarrollo Humano (Clap), dependiente de la Organización Panamericana de la Salud, al menos dos mujeres murieron cada hora el año pasado en América latina durante el parto. La pobreza y la escasa y poco oportuna atención médica figuran entre las principales causas de ese elevado índice de mortalidad.
"Es una injusticia social que mujeres dentro de un mismo país o dentro de una misma región, por el hecho de vivir en una situación de pobreza, que la margina de la atención, (...) sean más propensas a tener complicaciones y a la muerte", comentó el director del Clap, José Belizán.
El informe, revelado en el XI Congreso Mundial de Ginecología y Obstetricia que se realiza en Chile, afirma que en la región murieron 190 mujeres por cada 100.000 partos en el año 2002, un nivel más tranquilizador que las 1.000 muertes del Africa Subsahariana, pero lejos del promedio de 12 de los países desarrollados.
Diferencias abismales
Tras la pobreza y la mala atención, debido a la lejanía o la falta de profesionales capacitados, las razones médicas de estas muertes son hemorragias, infecciones y abortos, muchas de ellas controlables si los partos se hubiesen realizado en hospitales.
Así es como Belizán estableció ligazones directas entre el nivel de producto interno bruto (PIB) de los países y su tasa de mortalidad materna, dado que en las naciones más pobres se entremezclan la marginalidad y la escasa preocupación por la madre, fundamentalmente en los hospitales públicos.
Haití y Bolivia, con 523 y 390 muertes por cada 100.000, tienen las tasas más altas de mortalidad entre las madres.
Como contrapartida, Trinidad y Tobago y Costa Rica exhiben tasas incluso menores a las de países desarrollados.
Pero hay países que son destacados por la muestra y exhiben contrastes abismales que hacen que dos provincias de una misma nación parece que fueran de dos continentes distintos.
En Argentina, por ejemplo, la humilde Jujuy tiene una tasa de 197 muertes, mientras que Buenos Aires registra sólo 9.
Aunque entre las llamadas Metas del Milenio de las Naciones Unidas, América latina se comprometió a rebajar su mortalidad materna a la mitad en el año 2010, Belizán admitió que, a estas alturas, "no se va a poder lograr".
Muerte de niños
Existen países como Chile y Cuba que han hecho esfuerzos notables para reducir la mortalidad infantil. Pero los decesos de niños nacidos vivos menores de un año son una complejidad todavía mayor para la región, dijo el especialista.
Según la última estadística de la OPS de 1999, 365.300 niños perecieron después de nacer, lo que implica una tasa de mortalidad promedio, sin considerar a Haití, que ronda las 20 muertes por cada 1.000 bebés nacidos vivos.
Bolivia y Perú aparecen como los menos avanzados, con 41 y 24 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, respectivamente.
"Si hiciéramos un mapa de mortalidad infantil sería similar al de mortalidad materna, pero no tan lejos de los países desarrollados. En mortalidad infantil se han tomado algunas conductas sociales y de salud que podrían disminuirla, como la vacunación y la hidratación oral", explicó Belizán.
Incluso países como Chile, destacó, han llevado a la práctica políticas gubernamentales preventivas de control reproductivo que han sido exitosas, como repartir gratuitamente anticonceptivos y la atención médica previa de mujeres en edad de concebir.
CNN, 7 de noviembre de 2003