• Cada vez son más jóvenes las personas que acuden a pedir ayuda e información a las asociaciones de alcohólicos.
• Cinco rehabilitados cuentan su experiencia con la bebida y cómo lograron abandonarla.
Las personas que se acercan a una asociación de alcohólicos rehabilitados son cada vez más jóvenes. Y la primera pregunta que hacen es casi siempre la misma: "¿Cuánto puedo beber para no ser un alcohólico?". La contestación se repite. "Con el primer chupito que te bebas ya te has pasado". No se trata ni de una respuesta monótona ni distante. Todo lo contrario. Quien contesta es alguien que sabe de excesos, de dependencia, de dramas familiares, de desintoxicación, de deshabituación y de luces al final del túnel etílico.
Las asociaciones desempeñan una labor básica con los alcohólicos, los eternos embusteros. "Siempre se esconde el consumo real", afirma Juan Garijo, alcohólico con un par de décadas de abstinencia. "La ventaja que tenemos los que estamos al frente de las asociaciones es que, por nuestra experiencia, podemos decirles: 'Anda hombre! No me mientas, que yo ya he pasado por eso'".
La cerveza en el termo
María Luisa Aguilar es hoy una mujer bien segura de sí misma. No fue igual en el pasado. "Con apenas 20 años, escondía la cerveza, para que no me vieran beber". Se casó, tuvo hijos y siguió. "Mi marido se dio cuenta y las vecinas, también. Lo único que yo necesitaba era beber algo de buena mañana para poder arrancar".
Negó su alcoholismo hasta que la presión del entorno le hizo tirar la última Xibeca por el fregadero. "No aceptar que eres alcohólica, esconder la bebida y ver que no puedes hacer algo si antes no has tomado una copa son síntomas seguros de alcoholismo", afirma la mujer, que lo pasó incluso peor que sus compañeros alcohólicos. "Ser mujer y borracha está peor visto", afirma. Durante los 23 años que lleva de abstinencia ha ayudado a que muchos otros dejen de beber.
La tentación del bar
Estar detrás de la barra de un bar puede ser inocuo, o no. No lo fue para Sebastián Martínez. "Comencé con una barreja al día y fui yendo a más, pero nunca creí que fuese un alcohólico". Hasta que llegó otro signo evidente. "Por la mañana, si no bebía, me temblaban las manos".
La esposa de Martínez le empujó hasta una asociación, hace ya 15 años. "Apuré la última copa y no he vuelto a beber, a pesar de que aún estuve cuatro años más en el bar", recuerda.
Se felicita de haber encontrado a otros alcohólicos rehabilitados. "Hay buenos equipos técnicos, y lo mejor --subraya-- es que te encuentras con personas que han pasado por las mismas angustias que tú".
A José Díaz, con 18 años de abstinencia, fue su hija de 11 años la que le abrió los ojos. "Un día llegué a casa, bebido como siempre, y mi hija le dijo a su madre: 'Ya lo tienes aquí'". Cuando un borracho llega a su casa, los hijos cierran la puerta de su habitación; intentan evadirse de una realidad que no les agrada, cuentan en la Federació Catalana d'Alcohòlics Rehabilitats.
"Los alcohólicos siempre maltratan a sus familias. Físicamente puede que sólo lo hagan algunos, pero psicológicamente lo hacen todos. Yo también lo hice", afirma Juan Garijo, hoy presidente de esa federación.
Ferran Font aporta ahora, cuando lleva 25 años de abstinencia, un dato más del alcohólico en rehabilitación. "El alcohol hizo que tuviese un accidente de tráfico y lo dejé. Estuve dos años sin consumir. Pero un día, por Navidad, me dieron una copa de cava. Fue terrible, volví a empezar".
Dudas sobre el "sin alcohol"
También una asociación le ayudó a salir del túnel. En Catalunya hay 18, y hace una semana se reunieron en un congreso en Esplugues de Llobregat. Vieron que día a día "llegan más personas pidiendo ayuda, y cada vez son más jóvenes", explica Garijo.
Hay recursos, pero necesitan más. En las conclusiones del congreso reclaman más medios y, "sobre todo, que se hable del alcoholismo en las escuelas, porque lo mejor es prevenir, y lo peor, esconder la realidad", subraya el presidente de la federación. Y aún más. "Denunciamos el engaño que causa la industria alcoholera con las expresiones 0.0, 0,01 y sin. No es cierto que exista una bebida alcohólica que tenga una gemela sin nada de alcohol", concluye Garijo. Se puede obtener más información sobre las asociaciones de alcohólicos rehabilitados en el teléfono
93.498.01.90
Mercè Conesa, Barcelona
EL PERIÓDICO, 3 de noviembre de 2003