La rebelión en Bolivia, los bloqueos en Honduras y las protestas en Ecuador son señales de la creciente rabia contra los programas económicos del FMI que no han dado los resultados esperados en los países más pobres de Latinoamérica.
"Tenemos que ver lo que está pasando en Bolivia como parte de un conjunto mayor de problemas en la región andina y en Latinoamérica en general", dijo Nancy Birdsall, director del Centro para el Desarrollo Global, un centro de investigación con sede en Washington que se concentra en la pobreza.
"Es el resultado de 10 años o más de reformas respaldadas por las instituciones de Washington, respaldadas por Estados Unidos, que es un importante actor en Latinoamérica, sin la clase de resultado en el crecimiento que hubiera reducido la pobreza y dejado algo bueno", agregó.
Al menos 74 personas, en su mayoría indígenas, han muerto en los disturbios en La Paz, en una revuelta que estalló por los planes del gobierno para exportar gas natural a Estados Unidos y México, pero que se extendió contra las políticas de mercado libre del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, respaldadas por el Fondo Monetario Internacional.
El FMI está promoviendo fuertemente la construcción de un gasoducto entre Bolivia y Chile, que permitiría la explotación de gas a Estados Unidos, como una manera de fortalecer las reservas internacionales del país sudamericano y el crecimiento económico.
También hay descontento con la campaña de Sánchez de Lozada, respaldada por Estados Unidos, para erradicar las plantaciones de coca sin ofrecer a los campesinos cultivos alternativos o empleos.
El desempleo en Bolivia ha subido en los últimos tres años hasta llegar al 8,5 por ciento, con dos tercios de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza y un tercio en la pobreza extrema.
"Creo que necesitamos estar conscientes de que la democracia está ahora en riesgo en la región, así que tenemos que dejar de pensar que podemos dejar de segregar la política económica de la conciencia política", dijo Birdsall.
El mes pasado, el FMI dijo que Latinoamérica estaba mostrando señales de una frágil recuperación tras la turbulencia económica y la recesión. El organismo rebajó sus pronósticos de crecimiento para la región en 0,4 puntos porcentuales, a 1,1 por ciento, para el 2003 y en 0,6 puntos porcentuales, a 3,6 por ciento, para el 2004.
Dura oposición en Ecuador
En Ecuador, el presidente Lucio Gutiérrez también enfrenta una dura oposición a las reformas respaldadas por el FMI para promover el crecimiento y la estabilidad fiscal.
Los empleados públicos encabezaron las protestas contra las controvertidas reformas laborales requeridas por el acuerdo del país con el FMI. El movimiento de los indígenas, que representan un 25 por ciento de la población, ha dicho que las políticas del FMI están afectando a los más pobres.
El crecimiento de Ecuador se ha desacelerado este año, mientras el gobierno trata de controlar el gasto y aumentar los ingresos para reducir la deuda, que representa un 41,8 por ciento del producto interno bruto.
En Honduras, cientos de personas bloquearon el martes las principales carreteras en protesta por las políticas del gobierno sobre los salarios del sector público, los servicios básicos y la propiedad de la tierra, dirigidas a lograr un nuevo acuerdo crediticio con el FMI.
Las protestas estallaron al día siguiente de que una misión del FMI llegó al país. En agosto, la policía y efectivos del ejército dispararon balas de goma y gas lacrimógeno para dispersar a unos 10.000 manifestantes que protestaban contra las políticas del FMI.
"Washington nunca parece aprender de sus fracasos o errores", dijo Riordan Roett, experto sobre Latinoamérica y director del Programa del Hemisferio Occidental de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Johns Hopkins.
CNN, 19 de octubre de 2003