Se colaban las niñas en los hoteles a la captura, principalmente, de su mirada de ojos verdes de pasarela. Era un mediático, pero la presión del entorno de Lezama le convenció para rechazar al Real Madrid. Fue su momento álgido, la
'Julenmanía'. Ahora son tiempos distintos para el fino centrocampista de Portugalete. Son momentos de segunda fila, de protagonismo para otros, de decadencia para quien fue artista adolescente. La
'Julenfobia'.
Uno de los mejores llegadores desde la media punta del fútbol nacional en los 90, mundialista en el 94 y en el 98 (41 internacionalidades), es ahora un incomprendido, por la falta de confianza que se agudizó con Jupp Heynckes y se mantiene con Ernesto Valverde en el Athletic.
Aficionado al periodismo (cursó estudios, pero no triunfó en esa faceta ante las cámaras resumiendo los acontecimientos de una jornada) y a tocar el piano, uno imagina el sonido del "Para Elisa" de Beethoven con la pertinaz lluvia de Bilbao más allá de la ventana y ve a Guerrero sin las fuerzas de su valeroso apellido.
Con contrato casi de por vida en el Athletic (hasta 2007, hasta los 33 años), resulta que Julen suma 11 minutos en la actual temporada y 14 encuentros en la pasada. Fue el 405º clasificado en el Jugador Más Valioso de AS. Y ahora le quiere el Elche. Aquella generación (ahí están los casos de Kiko o Guardiola) no vive un final feliz. Quizás porque a ninguna generación le aguarda el éxito más allá de su etapa de esplendor en la hierba. Sólo el paso de más tiempo les devolverá a su lugar en la historia. Así de injusto.
AS.com, 2 de octubre de 2003