Liberados 173 menores forzados a trabajos extremos por pescadores de Ghana.
En breve, dormirán en sus casas los 173 niños esclavos ghaneses, de edades comprendidas entre 3 y 14 años, que fueron liberados a mediados de la semana pasada por la Organización Internacional de Migración (OIM). El poblado pesquero donde trabajaban los niños y niñas como aprendices de pescadores en condiciones de explotación, maltrato y castigo, Yeji (Ghana), al borde del lago Volta, se convirtió el día de la liberación, 11 de septiembre, en una fiesta. Allí acudieron las familias que, ignorantes de la cruda realidad y convencidas de que sus hijos serían llevados a la escuela, los vendieron por 180 euros dada la falta de medios para alimentarlos.
Malnutridos y en algunos casos maltratados, los niños, entre los que hay varias pequeñas de no más de cuatro años, mostraron regocijo al volver a los brazos de los padres. Sus planes ese día de la gran cita se centraron en la ilusión por ir a la escuela en los próximos meses.
Los padres, sin embargo, oscilaron entre la alegría del reencuentro y su preocupación por sacarles adelante sin disponer de medios. En esta fase de adaptación también intervendrá la OIM, cuyo coordinador del programa, Ernest Taylor, aseguró: "Ayudaremos a estas familias a encontrar una forma de conseguir ingresos a través de proyectos de trabajo y de microcréditos".
Explotados y nunca pagados, sus pequeñas manos son ideales para manejar las redes y altamente apreciadas por los pescadores que no dudan en obligarles a trabajar desde el alba hasta el anochecer. Cuando el mal azar hace que las redes queden atrapadas en el fondo del lago Volta, los pescadores obligan a los pequeños a sumergirse para soltarlas. Algunos perecen ahogados. El abuso no se disipa a la llegada de la noche, en el momento del sueño, porque estos pequeños son hacinados en habitaciones donde la incomodidad y los ruidos les impiden dormir, y donde ni siquiera pueden permitirse lavar sus ropas.
En el momento del rescate, los pescadores declararon ignorar que existiera cualquier irregularidad, que estaban convencidos de que "ayudaban a los padres a ganarse, en cierta forma, la vida" cuando les pagaron 180 euros por niño.
Ofreciéndoles orientación, preparación y equipamiento para continuar con su negocio, la OIM consiguió persuadir a estos hombres, pero no sin antes recordarles que habían estado infringiendo los derechos de los niños y engañado a sus padres cuando les aseguraron que los llevarían a la escuela.
En un informe dirigido al Departamento de Estado estadounidense, Ernest Taylor, que se desplazó a Ghana en abril de 2002 para llevar a cabo el programa, señala: "La mayoría de los pescadores que han aceptado la liberación de los niños han decidido abandonar la pesca y entregarse a otras actividades, relacionadas principalmente con el ganado vacuno y porcino".
La OIM y las ONG se encargarán de conducir a los niños a sus hogares. Estos pequeños rescatados forman parte de un grupo de 1.200 que la OIM tiene previsto liberar de los pueblos pesqueros del país africano, apoyada por un programa del Departamento de Estado estadounidense, dotado con 350.000 euros. La organización, según la BBC, prevé liberar 400 niños más en las próximas semanas y calcula que hay hasta 3.000 niños trabajando en el lago Volta en condiciones de esclavitud.
Cruz Blanco, Madrid
EL PAÍS, 16 de septiembre de 2003