El músico canta en su nuevo disco contra Fidel, el "Prestige" y la "prensa rosa".
No a la guerra, no a la falta de libertad en la Cuba de Fidel Castro, lamentos ante la catástrofe del Prestige y crítica a la prensa rosa a ritmo de hip hop, rap y flamenco es lo que esconde No es lo mismo, el último trabajo de Alejandro Sanz. El artista lo presentó ayer en unos estudios de grabación de Madrid en una multitudinaria rueda de prensa en la que supo sortear con brillantez, ironía y sentido del humor cada una de las cuestiones planteadas sobre su música, su proceso creativo y su vida.
"Cuenta 1, cuenta 2, cuenta 3, cuenta 4, que te vas, Fidel; sobra el dinero, pero no sobra el alma del habanero". Son palabras que escribió Sanz desde Miami mirando hacia Cuba y que se escuchan en Labana. Lo explica recordando lo que sentía cuando vivía en el barrio de Moratalaz (Madrid), donde nació hace 34 años: "Fidel Castro ha traicionado los ideales de mucha gente como yo. Lo que sucede en Cuba va en contra de la revolución y el socialismo. Estoy en contra del que atenta contra la libertad de expresión, y es lo que está ocurriendo en ese país".
Radical en sus planteamientos, Sanz dijo que el mundo en el que vivimos nos obliga a todos a pronunciarnos: "No es un buen momento para estar callado. Nuestros abuelos nos dejaron un legado que hay que reivindicar: la diferencia contra el pensamiento único. Las personas son distintas y eso es lo que vale".
Moreno, más delgado, vestido de caqui y con un toro del Guernica de Picasso tatuado en el brazo, Alejandro Sanz reivindicó la familia como lo más importante de su vida e hizo constantes referencias a su hija de dos años, Manuela. "Para mí es prioritario dejar a mi hija un mundo no tan crispado como el que vivimos ahora". El cantante decidió tatuarse el toro porque, según dijo, "los trazos de ese dibujo muestran todos los horrores que es capaz de cometer el ser humano. Decidí que quedase en mi piel cuando supe que el cuadro se había ocultado en la sede de la ONU porque iba a hablar Bush. Fue curioso ver cómo una obra de arte era más fuerte que el presidente de Estados Unidos".
Casado con la modelo Jaydy Mitchell, quien debutará como actriz en la película Isi Disi, del productor Andrés Vicente Gómez, Alejandro Sanz no abandona sus raíces flamencas, pero asegura: "El rap y el hip hop han entrado de forma natural en mi música y mi vida, porque forman parte del entorno en el que vivo en Miami. Aunque el flamenco y el rap siempre han tenido algo en común: son sonidos del pueblo".
Con 18 millones de álbumes vendidos en todo el mundo, el artista madrileño ha vuelto a contar con la colaboración de Paco de Lucía, como sucedió en su segundo disco, Si tú me miras. Esta vez, el guitarrista y compositor de Algeciras toca el tema Regálame la silla donde te esperé, una balada en la que el músico dice haberse "encontrado muy cómodo" con el tocaor. "Le admiro tanto que cuando le veía escondía la guitarra porque me daba vergüenza".
Con humildad no fingida, Sanz reconoce que su escuela musical ha sido el flamenco y que por eso mismo no puede compararse a ninguno de los grandes de ese género. "Los respeto demasiado y sé que el flamenco es más que una música, una manera de vivir, un arte que implica muchas cosas".
En No es lo mismo hay compases de hip hop, rap, gospel y sonidos urbanos, y la mezcla de todo ello va a significar un antes y un después en su trayectoria musical, según el artista. En este disco, Sanz ha asumido las labores de producción junto al músico y productor cubano Lulo Pérez.
Sanz habló también de la piratería musical y dijo que el comprador tiene que ser consciente de que cuando adquiere un CD en la manta "no está apoyando a la gente que lo vende en la calle, sino a las organizaciones que trafican con armas y drogas".
El nuevo disco incluye un código de acceso a un área reservada de su web oficial, alejandrosanz.com. Es un código alfanumérico que sólo se podrá conseguir adquiriendo el disco original tanto de la edición sencilla como de la edición limitada en disco-libro.
Con mucha retranca y sentido del humor, el artista es capaz de reírse de sí mismo e incluye en su trabajo una última canción en la que habla de su manera de cantar: Sí, he cantado mal.
Aurora Intxausti, Madrid
EL PAÍS, 3 de septiembre de 2003