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El 25% del cannabis consumido en la UE es ya de elaboración propia (GARA)

El «eurocannabis», es decir, aquel que se elabora dentro del propio continente europeo, supone ya el 25% de todo el cannabis consumido en la Unión Europea. En Suiza y Holanda, por ejemplo, ese porcentaje alcanza el 75% de todo el consumo y representa para sus cultivadores, según diversas estimaciones, ingresos superiores a los 30 millones de euros. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU advertía en uno de sus últimos informes de que el cultivo ilegal de cannabis se ha intensificado notablemente en los estados miembros de la Unión Europea. Como razones de esta tendencia al alza, apuntaba las políticas de algunos de esos gobiernos, menos severas con respecto a la posesión de cannabis. La realidad indica que la producción local de cannabis es cada día más importante en Europa, hasta el punto de que ya compite con los cultivadores tradicionales como Marruecos, Líbano o Colombia. Dos informes publicados este mismo año en Holanda y en Gran Bretaña han ayudado a analizar el impacto que en su faceta económica está adquiriendo lo que ya se conoce como «eurocannabis». A.C.M. Jansen, autor de uno de estos estudios y colaborador del instituto holandés de investigación sobre drogas Cedro, lleva diez años analizando el crecimiento de la producción de cannabis sativa en Holanda. Se trata de una variedad diferente de las producidas de forma natural en otros estados: se cultiva preferentemente, aunque no exclusivamente, en interior y con luz artificial, utilizando en lugar de tierra un sustrato neutro fibra de coco o determinados materiales utilizados en la construcción, al que se añaden los nutrientes necesarios. En cuanto a su contenido en THC, el principio activo del cannabis, la marihuana europea puede calificarse de potente en comparación con la que se obtiene en países como Colombia o Jamaica, aunque no alcanza los niveles del hachís proveniente de Marruecos, Líbano o Pakistán. Dos factores explicarían, según Jansen, el crecimiento en la oferta de cannabis local entre los europeos. De un lado, la prohibición del consumo, y el consiguiente alto precio del producto extranjero, lo que derivó en la búsqueda de formas de producción alternativas. De otro lado, a ello han ayudado las técnicas innovadoras, gracias a las cuales el ciclo productivo del cannabis se ha reducido hasta los tres meses, con lo que se pueden conseguir cuatro cosechas al año, y la producción anual llega a alcanzar el kilo de marihuana por metro cuadrado cultivado. Según este estudio holandés presentado en el último congreso celebrado en París sobre Tráfico de Drogas y Aplicación de la Ley, el mercado se nutre de cientos de pequeños productores, mayoritariamente en las ciudades, que obtendrían cosechas inferiores a los diez kilogramos anuales para distribuirlas a través de los coffe shops y en circuitos restringidos. La intervención de mafias y de redes a gran escala resulta, en este negocio, prácticamente inexistente en este ámbito. En base a sus datos, y teniendo en cuenta que otras fuentes estiman en cincuenta toneladas la producción local holandesa, estaríamos hablando de cinco mil pequeños productores. El cannabis holandés supondría un movimiento económico de unos 30 millones de euros, la mitad de los cuales iría a parar al bolsillo de los productores. El autor del informe estima que mientras en los países del Sur una mínima parte del precio final de su producto revierte en los cultivadores, los productores europeos reciben hasta un 50% del precio que su producto alcanza en el mercado. Así, cada productor holandés estaría recibiendo en torno a los 6.000 euros anuales por su producción doméstica. Pero no sólo Holanda ha desarrollado una producción de cannabis importante: otros países, como Canadá, Nueva Zelanda o Gran Bretaña avanzan por el mismo camino. Un segundo estudio publicado en marzo pasado por una universidad británica pone de manifiesto que la producción local de cannabis supera ya las importaciones marroquíes. Aunque el estudio identifica diferentes tipos de productores, como los que cultivan para su propio consumo, los que surten de cannabis con fines medicinales a personas enfermas o los que sólo producen para su círculo de amistades, existen también los cultivadores a gran escala, que obtendrían hasta 3.000 euros al mes por su producción. Salvo en Holanda, que sigue a EEUU en el cultivo hidropónico de interior a nivel mundial, el resto de los consumidores del continente europeo se abastece de cannabis y hachís proveniente de Marruecos, según refleja la web informativa que mantiene el Departamento de Drogodependencias de Lakua. «Los más de diez millones de consumidores habituales, a los que habría que añadir el doble o triple de fumadores ocasionales ­añade en su documento­, desbordan con mucho los tradicionales cultivos de Ketama, provocando una creciente adulteración del cannabis que se exporta ilegalmente desde este país. Entre los adulterantes se pueden mencionar henna, goma arábiga, leche condensada, clara de huevo o heces de animal, de burro principalmente. Debido al carácter ilegal del cannabis, este producto rico en adulterantes y pobre en THC se paga a más de 6 euros el gramo. Las consecuencias son claras, tanto para el bolsillo como para la salud de los consumidores». Las rutas de entrada En febrero pasado, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) presentó su informe referido al año 2002, señalando que las rutas de contrabando del cannabis en su entrada a Europa pasan principalmente por el Estado español y, en menor grado, por Portugal y el Estado francés hacia otros estados europeos. Igualmente, constataba que de Marruecos es de donde procede entre un 60 y 70% de la resina de cannabis incautada en Europa, mientras que las remesas de hierba de cannabis proceden en gran medida de países de Europa y de Colombia, Jamaica, Nigeria y Sudáfrica. Un informe más reciente, dado a conocer en junio pasado, a cargo de la Oficina de la ONU contra la Drogas y el Crimen, apuntaba que el tráfico ilegal de cannabis había aumentado en la región de Europa occidental, EEUU, Argentina y Colombia y en la mayoría de los países del continente africano, pero se había reducido, por ejemplo, tanto en Centroamérica como en Brasil. Sí coincidía con otros estudios precedentes en que la región marroquí sigue siendo el mayor productor y el Estado español el principal puerto de entrada de esta sustancia a Europa. «España está en una situación difícil. Le llega la cocaína de Sudamérica por el oeste, el cannabis de Marruecos por el sur, la heroína de Afganistán por el este y las drogas sintéticas de Holanda por el norte», explicó entonces el responsable de ONUDC, el portugués Antonio María Costa. La sustancia más fácilmente disponible «El cannabis continúa siendo la droga más fácilmente disponible y más ampliamente consumida de toda la UE, con un considerable incremento de su consumo a lo largo de los años noventa», según indica el Observatorio Europeo sobre Drogodependencias. Uno de sus últimos informes muestra que uno de cada cinco europeos ha probado el cannabis al menos una vez. Esto quiere decir que unos 45 millones de europeos lo han consumido, aproximadamente un 12% más que en el año anterior. Joseba VIVANCO, Vitoria-Gasteiz GARA, 19 de agosto de 2003
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