El Vaticano sobrepasa los límites de la libertad de expresión (GARA)

Tachar de «nocivas» para la sociedad a las parejas homosexuales, acusarlas de producir «un innegable daño a terceros» y asegurar que el que puedan adoptar supone «ejercer violencia sobre los niños» sobrepasa los límites de la libertad de expresión, como lo hace, por ejemplo, defender la superioridad de una raza sobre otra, lo que está tipificado como delito. La jerarquía de la Iglesia Católica, en este caso el Vaticano, no es sólo una congregación religiosa, sino que es un notabilísimo grupo de poder, que se ve favorecido en nuestro ámbito por relaciones privilegiadas con la Administración pública, alcanzando cotas de influencia social, política y económica que exceden con mucho a las que les correspondería atendiendo al número de practicantes católicos. Por ello, el Vaticano debe ser muy cuidadoso a la hora de hacer manifestaciones públicas sobre cuestiones legales, sobre todo si con sus manifestaciones puede alimentar expresiones de odio que todavía se dan sobre un colectivo que sigue siendo discriminado en nuestra sociedad. En cuanto a la base teórica de sus afirmaciones, si la jerarquía de la Iglesia Católica cree realmente que las uniones personales sólo actúan en pro del bien común cuando garantizan la «supervivencia de la sociedad» y que los niños y niñas sólo pueden ser bien educados y obtener un pleno desarrollo en presencia de «bipolaridad sexual», quizá debiera ir ya revisando su propia estructuración interna. GARA, 1 de agosto de 2003