La relación obesidad-cáncer es un fenómeno sospechado desde hace tiempo y, a día de hoy, “se puede afirmar que, dentro de las morbilidades asociadas a la obesidad, su influencia en el padecimiento de determinado tipo de neoplasias, es un hecho”. Así lo aseguró el doctor Manuel Gargallo, médico especialista de Endocrinología y Nutrición del Hospital Virgen de la Torre y Gregorio Marañón de Madrid, en el marco del IV Seminario de periodistas “La obesidad, una enfermedad de peso”, realizado este fin de semana en Sepúlveda. Según este facultativo, “los estudios desarrollados en este terreno han demostrado que la obesidad grave (índice de masa corporal superior a 40) incrementa el riesgo de muerte oncológica un 52% en varones y un 62% en mujeres, respecto a personas de peso normal”.Un informe de la Sociedad Americana del Cáncer publicado en el número de abril de The New England Journal of Medicine subraya que una significativa proporción de muertes por cáncer es debida al sobrepeso y a la obesidad. Concretamente, responsabilizan al exceso de peso de hasta el 14% de las muertes por cáncer de varones y del 20% entre las mujeres, datos que en la población estadounidense se traducen en 90.000 fallecimientos anuales.
La investigación, de 16 años de duración, llevó a cabo el seguimiento de más de 900.000 adultos estadounidenses que no padecían cáncer al inicio del estudio (1982). Comparadas con las personas de peso normal, se comprobó que aquellas que presentaban un índice de masa corporal elevado se enfrentaban a un riesgo significativamente superior de morir a causa de cáncer. En ambos sexos, la obesidad y el sobrepeso, según los resultados, incrementan el riesgo de muerte por cáncer de esófago, colorrectal, de hígado, vesícula biliar, páncreas, riñón, linfoma no hodgkiniano y mieloma múltiple.
Los tumores más frecuentes en los obesos
Los estudios hasta ahora desarrollados dejan clara una mayor incidencia de unos determinados tipos de cáncer en los obesos, que son de distinto tipo según si el paciente es hombre, o mujer. En el caso de las mujeres, “parece que la relación obesidad-cáncer presenta un origen ginecológico. Los factores hormonales tienen especial importancia, ya que está claro y demostrado que las mujeres obesas tienen un perfil hormonal diferente al de las no obesas. Muchas de las primeras tiene unos niveles de estrógenos superiores, lo que podría favorecer el desarrollo de cáncer de mama, o de útero. De hecho, una de las terapias que se aplica a las mujeres que padecen cáncer de mama es la supresión de los estrógenos mediante medidas farmacológicas”, explicó el doctor Gargallo. “Los estudios realizados –continuó este experto- han encontrado, además, una relación entre la aparición de cáncer de mama y la distribución de la grasa. Los autores asocian la obesidad abdominal con un mayor riesgo de padecer este tipo de cáncer”. El cáncer de colon por su parte, está relacionado con los hábitos alimenticios, el elevado consumo de alcohol, de grasas saturadas y de carnes rojas. “Todos estas circunstancias, por sí mismas, también conducen a la obesidad, por lo que, en este caso, la relación cáncer de colon-obesidad contaría con un nexo previo que podría potenciar su incidencia”, comentó este experto.
Gasto sanitario de la obesidad
Teniendo en cuenta el progresivo coste económico que alcanzan hoy las prestaciones sociales, “sería una irresponsabilidad despreciar la repercusión en costes directos (sanitarios) e indirectos (bajas laborales, incapacidades, etc) que una enfermedad crónica, con la prevalencia de la obesidad, tiene sobre la economía de un país. El gasto sanitario que conlleva la obesidad y las enfermedades que de ella se derivan, supone casi el 7% de todo el gasto sanitario anual del país, cerca 2.500 millones de euros”, así lo manifestó el doctor Basilio Moreno Esteban, Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Para analizar los costes asociados a la obesidad es imprescindible conocer, por la gran importancia que tienen, las patologías con las que está asociada, así como los costes atribuibles a las mismas. El doctor Moreno, señaló que “la obesidad está íntimamente relacionada con patologías como la diabetes tipo II, la hipertensión, la dislipemia y otras patologías cardiovasculares, así como afecciones musculo-esqueléticas como la artrosis, o la artritis reumatoide. Todas ellas presentan una elevada prevalencia en la población española y, por tanto”, continuó este experto, “consumen gran cantidad de recursos sanitarios, por lo que la obesidad, lejos de ser exclusivamente un problema estético, es una de las enfermedades asociadas a un mayor coste económico y con gran cantidad de implicaciones de carácter sanitario y social”. Además, es importante señalar que el 80% de los obesos de nuestro país, independientemente de su nivel socioeconómico, realiza un gasto particular cercano a los 60€ mensuales. Es decir, una gran mayoría de los obesos españoles consume una parte no despreciable de sus recursos económicos en tratar de adelgazar, empleando en muchas ocasiones, remedios de dudosa o nula eficacia. Estos datos ponen de manifiesto el enorme impacto económico que tiene la obesidad sobre el gasto sanitario nacional y sobre la contabilidad doméstica de la persona obesa.
La obesidad, causa y consecuencia de trastornos psicológicos
Los trastornos del comportamiento en la conducta alimentaria, que son frecuentes en la población normal, se multiplican en el paciente obeso. Existen patologías psicológico-psiquiátricas que condicionan ser obeso. “Por un lado hay alteraciones psicológicas que pueden ayudar a que aparezca la obesidad y, por otro lado, la obesidad puede inducir a la aparición de trastornos psicológicos como la depresión o la ansiedad. Por este motivo, el comer compulsivamente suele ir acompañado de ansiedad, e incluso de comportamientos bulímicos o pseudobulímicos. El conjunto de todos estos factores va a condicionar notablemente al paciente obeso”, afirmó la doctora Susana Monereo, secretaria de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y jefe de sección de Nutrición del Hospital Universitario de Getafe. Algunos de los factores psicológicos que influyen en los hábitos alimenticios pueden ser: tensiones nerviosas, frustraciones o insatisfacción, circunstancias que pueden ocasionar una mayor ingesta de alimentos y/o un descenso de la actividad física, lo que puede llevar a la aparición de sobrepeso e incluso obesidad. La obesidad genera en el paciente falta de confianza en sí mismo, lo que puede conducir a una depresión. Es muy importante, por tanto, que en el tratamiento de la obesidad, haya siempre un apoyo psicológico. Hay que tener en cuenta las opciones farmacológicas para tratar ambas patologías. En el tratamiento de la obesidad, el doctor Basilio Moreno, afirmó que “afortunadamente hoy en día disponemos de dos preparados científicamente probados, (Sibutramina y Orlistat) autorizados por el Ministerio de Sanidad Español y la Comunidad Europea, seguros y avalados por ensayos clínicos. “Reductil® (sibutramina)”, continuó explicando este experto, “bloquea la recaptación de serotonina y noradrenalina, lo que se traduce en un doble mecanismo de acción. Por un lado, el efecto sobre la recaptacion de serotonina ayuda al paciente a comer menos, ya que éste se siente lleno mas rápidamente; por otro, el efecto sobre la recaptación de noradrenalina, ayuda al paciente a mantener el gasto energético, ya que disminuye el descenso adaptativo de la tasa metabólica en reposo que se produce al perder peso. Este fármaco está indicado en pacientes con sobrepeso (IMC superior o igual a 27 kg/m2) y factores de riesgo asociados, y pacientes con obesidad (IMC superior o igual a 30 kg/m2)”.
GALENODIGITAL.COM, 15 de junio de 2003