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El sacerdote gay José Mantero casa a dos homosexuales en un restaurante de Madrid (EUROPA PRESS)

El sacerdote gay José Mantero, actualmente suspendido de sus funciones 'a divinis', ofició hoy la ceremonia religiosa de casamiento de dos hombres homosexuales en un restaurante de la madrileña calle de Jovellanos, según confirmó a Europa Press el oficiante. Los dos gays que se casaron son católicos creyentes y responden a los nombres de Javier y César. Uno de ellos es propietario de un bar de ambiente homosexual en el barrio de Chueca de Madrid. Durante la ceremonia, los contrayentes se declararon fidelidad, al igual que sucede en los ritos religiosos de heterosexuales. José Mantero, revestido religiosamente para la ocasión, invitó a Javier y César a amarse. NULO La doctrina de la Iglesia Católica establece que para que el matrimonio sea válido los contrayentes tienen que ser un hombre y una mujer, como en este caso son dos hombres no es válido. Sin embargo, en ciertos lugares de Estados Unidos, algunos sacerdotes no católicos están oficiando ceremonias de este tipo. José Mantero declaró a Europa Press que "esta ceremonia tiene la misma validez para los contrayentes que un matrimonio canónico, a la espera de que cambie la doctrina de la Iglesia". Mantero, que se encuentra suspendido 'a divinis' de ejercer las funciones sacerdotales por el obispo de Huelva, se dio a conocer en febrero de 2002 cuando en una revista gay hizo pública su condición homosexual y que había incumplido el celibato eclesiástico. Europa Press, 24 de mayo de 2003 ___________________________________________________________ Nuestro cura es gay, El Mundo ANÍBAL MALVAR, 3 de febrero de 2002 José Mantero durante la celebración de una boda en la iglesia de Valverde del Camino, localidad en la que viven 12.000 personas Valverde del Camino es pueblo famoso por sus botas y porque allí «hay más maricones que antenas», según reza un chiste local que recuerda el viernes un paisano, pocas horas después de que José Mantero, párroco de la pequeña localidad de Huelva (12.000 habitantes), haya decidido hacer pública su condición de homosexual activo a los medios de comunicación. En el pueblo, los que llaman al sacerdote Don José, los más mayores, no hablan de otra cosa.Los jóvenes, para quienes el cura es sólo Pepe, le dan menos importancia: muchos de ellos ya lo sabían. El predicador no ocultó nunca sus inclinaciones sexuales. Mantenía, allí en Valverde del Camino, una tertulia con otros homosexuales en La casita de papel, el bar progre del pueblo. José Mantero decidió hace unos meses que el hecho de revelar su condición sexual podía dinamitar los cimientos de la hipocresía eclesial en lo referente al sexo. Y se echó al monte de Venus de su propia sexualidad a través de la revista Zero, publicación mensual exclusiva de temática gay y lesbiana que vende alrededor de 40.000 ejemplares y alcanza los 150.000 lectores. José Mantero estaba suscrito a ella desde su aparición, en el año 1998. / SIGUE EN LA PÁGINA 2 VIENE DE LA PÁGINA 1 / suscrito a ella desde su aparición en el 98. Tuvo la primera tentación de contar lo suyo tras leer el outing de otro egregio representante de las fuerzas vivas tradicionales. Ni más ni menos que un teniente coronel del Ejército español, José María Sánchez Silva, el valor no sólo se le supone. «Qué pena que no salga ningún cura, pensé cuando leí la revista. Y enseguida me di cuenta de que ese cura podría ser yo», relata José Mantero en conversación telefónica con CRÓNICA. «NO QUIERO PUBLICIDAD» Felisa, una mujer de Valverde, ya ha madurado el tema con muchas vecinas desde el mostrador de su pequeño ultramarinos. «Él se ha portado siempre correctamente y no creo que esta declaración suya cambie la opinión que el pueblo tiene de él, que siempre lo ha respetado», sentencia. Otro vecino, José Lepe, entre risas: «Ahora nos vamos a tener que pasar todos a la acera de enfrente», dice con solidaridad hacia su cura. «Cuando se pintaba el pelo de amarillo y se ponía pendiente ya decíamos que estaba muy moderno. Pero, ahora, puede ser que la gente mayor no lo entienda. Seguro que a los jóvenes les parece bien». La homosexualidad del cura no le escandaliza.Sí le molesta el hecho de que no mantenga su promesa de castidad: «No está predicando con el ejemplo». Isaías y Reposito, septuagenarios y padres del cura homosexual, están un poco superados por el interés mediático que despiertan.Su hijo ha decidido desaparecer durante unos días («no quiero publicidad, no quiero ser una estrella») y ellos son los más solicitados por los medios. El viernes, el pueblo se llenó de periodistas y cámaras, y padre y madre iban un poco acosados, entre la timidez y el orgullo: «Mi hijo es maravilloso. ¿Qué quiere usted que le diga? Es muy querido y respetado por todo el pueblo», dice la madre. El propio José fue quien les dio la noticia de la publicación de la revista en la tarde del jueves, el mismo día en que salía a los quioscos. Pocas horas antes, estaba nervioso por cómo reaccionarían sus padres ante su decisión de salir del armario y personalizar la causa por el reconocimiento del colectivo gay en la Iglesia.«Esta tarde les voy a advertir de lo que se les puede venir encima», decía José en la mañana del jueves. «Van a estar conmigo a morir», auguraba. ¿Saben ellos que eres homosexual? Hombre, no hice delante de ellos una salida espectacular del armario, pero desde siempre saben que soy gay. AGENDAS DELATORAS A morir también están con él los párrocos de las diócesis vecinas.El de Minas de Riotinto, por supuesto, es el más explosivo: «El que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Respeto mucho a Pepe y le estimo. Lo único malo es que a lo mejor pueda haber escándalo entre la gente sencilla de su pueblo». Manuel Cirilo, párroco de la también vecina localidad de El Villar, dice: «Respeto tanto su inclinación como su decisión. La persona es un misterio y nadie tiene derecho a juzgar a nadie». En el pueblo es muy respetado y asumía funciones como organista de la Iglesia («es muy buen músico») y director espiritual de la Hermandad del Rocío de Valverde En la entrevista a Zero, José Mantero ya advertía de que, si la Iglesia quiere guerra con él y los que se adhieran a su cruzada, tendrá guerra: «Yo no voy a hacer chantaje a nadie, pero tengo una agenda completísima», se ríe, de miembros de la curia homosexuales y activos como él. También dice tenerla el líder de la plataforma gay del Partido Popular, Carlos Alberto Biendicho, que amenaza con desvelar el nombre de tres obispos con los que dice haberse acostado si se toman represalias contra José Mantero. «Puedo identificarlos por sus características físicas y pediría a un forense que lo certificase», completó su admonición. Fuentes del Obispado de Huelva han reaccionado con sorpresa a la noticia: «No sabíamos nada. Pero si no tenía ninguna pluma Ha sido un mazazo para la diócesis y para el obispo». A éste, monseñor Ignacio Noguer Carmona, le faltan apenas cuatro años para la jubilación y ahora se encontrará inmerso en un escándalo sin precedentes en el seno de la Iglesia española. Como preveía el sacerdote homosexual antes de la publicación de la noticia, la primera medida que tomará el obispo será conocer el caso de primera mano por el interesado. Noguer Carmona es un obispo sereno, apacible y dialogante. Pertenece a la época de Pablo VI. Nunca ha salido en los papeles salvo para elevar la voz a favor de los derechos de los inmigrantes y tomar partido por los desfavorecidos. EL OBISPO LO SABÍA Según sus próximos, el prelado, de 71 años, «ya tenía noticia de la homosexualidad de Mantero. Incluso intentó frenar el escándalo público. Eso es lo que más le ha dolido al obispo, que haya aireado su situación en los medios». Aunque dolido, monseñor va a actuar, sin duda, siguiendo la estrategia eclesial históricamente consolidada, que se basa en cuatro criterios básicos. Primero, no dar pábulo a la historia. El obispo intentará evitar a los medios a no ser que esté en peligro el bien de la Iglesia. Algo que ya en el día de outings predecía Juan José Asenjo, obispo secretario y portavoz de la Conferencia episcopal: «Imagino que este asunto va a ser utilizado por algunos para dañar a la Iglesia». El segundo principio, que la Iglesia utiliza como nadie, es dejar enfriar el caso y escapar de la vorágine apasionada e inmediatista de la prensa. En tercer lugar, aplicar el criterio de oro: «El tiempo de la Iglesia no es el tiempo de la Humanidad». No se cuenta en años, sino en milenios. Por último, Noguer aceptará su papel de padre y maestro. Como padre de todos los curas, seguirá mostrándose cercano, cariñoso y compasivo con su cura gay. Como maestro, si los acontecimientos se disparan, tendrá que dejar clara la doctrina católica al respecto. Según el Derecho Canónico (canon 1.395), «el clérigo concubinario y el clérigo que con escándalo permanece en otro pecado externo contra el sexto mandamiento del Decálogo, deben ser castigados con suspensión; si persiste el delito después de la amonestación, se pueden añadir gradualmente otras penas hasta la expulsión del estado clerical». Según fuentes cercanas a Monseñor Noguer, la primera decisión que adoptará el obispado será la de enviarle a meditar a un monasterio o a un centro de rehabilitación de curas homosexuales. Existen.El Vaticano dispone de varios en Italia (Instituto Venturini) y EEUU (Instituto Saint Luke). La terapia que se aplica en dichos centros incluye mucha Biblia, algo de psicoanálisis y sobre todo un fármaco llamado Depoprovera, que es un concentrado de progesterona que inhibe la pasión sexual y conduce a la castración química. Si el cura no aceptase esta oferta, el obispo podría ofrecerle un cambio de diócesis o, incluso, mandarlo a predicar a Suramérica, donde es difícil que se mantengan vivas durante mucho tiempo las repercusiones de su caso. Si se atoran las vías del diálogo y la conciliación, monseñor Noguer se verá obligado a aplicar el Derecho Canónico que prevé, sólo en última instancia, la reducción del sacerdote al estado laical. Esto es, obligarle a secularizarse y a dejar de ejercer como cura. José Mantero no estudió las posibles consecuencias antes de decidir su outing. «No sé qué va a pasar. Prefiero no pensarlo. Todo esto lo estoy viviendo al día. Estoy dispuesto al sacrificio.Pero hay momentos en la vida en los que tienes que romper una lanza, y el mío era éste. El sacrificio será a la corta, pero a la larga sé que vale la pena», predice convencido. En todo caso, desconfía de que haya comprensión hacia él. «Con la Iglesia te puedes esperar de todo. El cociente intelectual de la Conferencia Episcopal ha bajado bastante». Mantero asegura que conoce a más sacerdotes homosexuales. Incluso consultó su decisión con alguno. «Me decían que estaba loco.Hay mucho miedo en la Iglesia». En Valencia, otro sacerdote homosexual está impulsando un foro de encuentro para religiosos con inclinaciones homosexuales. De momento, no quiere dar su nombre. Pero en sólo tres meses de rumores sobre la creación de este foro, más de una veintena de miembros de la Iglesia, tanto gays como heterosexuales, se han puesto en contacto con él para interesarse a través del Grupo Cristiano del Colectivo Lambda de lesbianas y gays. Su coordinador, Juan José Broch, alaba el gesto de Mantero: «Para nosotros es un primer paso para empezar a luchar contra la hipocresía y la doble moral de la Iglesia», declara. Casos como el de Mantero son «habituales bajo cuerda», como él mismo dice. El teólogo católico Donald Cozzens realizó hace dos años un estudio en EEUU que concluía con que un 48,5% de los clérigos lleva también falda en el alma. «El sacerdocio se está convirtiendo en una profesión gay», escribe. Otro dato significativo: en los últimos 15 años, 10.000 curas norteamericanos han muerto bajo la guadaña del sida. CASOS ESPAÑOLES ¿Y en España? Nadie ha contado la historia de Luis Miguel (nombre ficticio), que ahora se muere instalado en una soleada habitación de la cuarta planta de un hospital eclesiástico de Madrid. Los médicos y enfermeras saben que padece sida y que es homosexual. Pero desconocen que es fraile de una famosa congregación religiosa, que llegó a ocupar destacados puestos de dirección en la orden y en el organigrama de la curia diocesana. El enfermo no suele recibir muchas visitas de curas. Le velan su madre y su pareja, otro fraile que para despistar su identidad y su trabajo se viste de vaqueros cuando acude al centro sanitario. Otras religiones cristianas, como el anglicanismo o el protestantismo, son mucho más tolerantes con los pastores gays y, en algunas de estas confesiones, se están planteando ya aceptarlos abiertamente al servicio del altar. En la Iglesia Católica, siempre más tradicional y conservadora que el resto, la salida del armario de los curas es «humo de Satanás» para muchos y signo de los tiempos para unos pocos. Reportaje elaborado con información de José Manuel VidalyAntonio Candilejos. -------------------------------------------------------------------------------- «Ahora no tengo pareja» Entrevista exclusiva con el párroco de Valverde Pregunta. ¿A qué años es consciente de su sexualidad y de su vocación? Respuesta. De mi sexualidad, desde los 12. Estaba viendo la serie Los camioneros con mis amigos y ellos se pusieron a hacer comentarios sobre una rubia que estaba muy buena. Yo me callé, porque a mí no me gustaba esa rubia. Quien me gustaba era el camionero. Me senté en el umbral de casa dos minutos, no más, lo pensé y me dije: ya está, eres maricón. P. ¿Y la vocación? R. A los 16 o algo así. Un año más tarde hablé con mi familia para ser salesiano. Estuve en Cádiz haciendo el postulando, pero me salí para ingresar en el seminario de Sevilla con 18. P. Supongo que las dos vocaciones entrarían en conflicto. R. Eso no lo viví de forma traumática. Asumía que una cosa excluía la otra. Como se excluyen si eres heterosexual. Me hice sacerdote sin vivir ningún tipo de deslices o escarceos. Era más virgen que López-Rodó. Por eso, pude pedir la ordenación con 24 años de forma lúcida, razonable y de corazón. P. Hasta que... R. Hasta que, en el 93 Llega una persona, la conoces, te enamoras.Fue algo no buscado, pero pasó. P. ¿Y el remordimiento y esas cosas? R. En ningún momento lo percibí como algo sucio, indigno o barriobajero.Pero, la segunda o la tercera vez que nos vimos, le planteé que iba a dejar la Iglesia. Él fue quien me convenció de que no lo hiciera. «Te quiero y te admiro por ti y por tu trabajo», me dijo. P. ¿Y el detalle del voto de castidad? R. Los curas diocesanos no hacemos voto de castidad, sino de celibato. Tiene un matiz. P. La leyenda popular siempre habla de que entre los curas hay muchos homosexuales. ¿Es un mito? R. Es un mito y también es verdad. En la Iglesia hay mucha homosexualidad.Hay gente que lo lleva bien y otra que mal. Una vez una monja, en confesión, me habló de que sentía deseo por otra compañera.Yo, claro, le respondí con palabras amables, sin censurarla.Como yo no se lo reproché, ella se enfadó tanto conmigo que se fue sin escuchar el castigo que le imponía. ¡Ójala se hubiera quedado! ¡Entonces sí que le habría metido un castigo serio! (se ríe). P. Esta Iglesia que hace las cruzadas contra el condón, contra las sacerdotisas, a favor de que los jueces entorpezcan los divorcios , le van a crucificar. R. Nos enseñan que la verdad nos hará libres, ¿no? Pues ésta es mi verdad. La Iglesia nos inculca el complejo de culpa por todo lo que nos proporcione placer. Quiero luchar contra eso. P. ¿Está de acuerdo con ordenar a mujeres? R. Claro. P. Si considera a la Iglesia reaccionaria, ¿cómo sigue dentro con esas ideas? R. Yo planteo mi lucha desde dentro. No quiero dejar de ser cura. Me gusta lo que hago. Aunque a veces, escuchando lo que algunos pontifican, he sentido la tentación de tirar la toalla. P. A Galileo lo rehabilitó la Iglesia tal que ayer. Su cruzada puede tardar milenios en fructificar. R. Yo soy un iluso y un optimista. Y hay que darle un margen de actuación a la propia vida. Comparto contigo lo de los milenios, pero esos milenios hay que forzarlos. P. ¿Y el Papa? R. Bueno, tiene una herencia..., la Iglesia polaca.Y es octogenario.Algunas cosas que dice son de juzgado de guardia. P. ¿Conoce muchos casos como el suyo? R. Mantengo correspondencia con otros curas maricones. P. ¿Sabe de alguno que pueda seguir tu ejemplo? R. No sé. Hay mucho miedo, miedo pánico. P. Una marujada. ¿Ahora tiene pareja? R. No, ahora no tengo. Ellos también fueron portada «Zero» se ha convertido, desde su salida en 1998 con una portada sobre Miguel Bosé, en la plataforma que numerosas personas de relevancia cultural, política y social han elegido para «salir del armario», como se conoce popularmente a la declaración pública de reconocimiento de la homosexualidad. EL CANTANTE. En una entrevista, Miguel Bosé proclamaba: «Todos somos hombre, todos somos mujer». Y explicaba que esa ambigüedad era signo de libertad. Otros cantantes y músicos que se han atrevido a dar el paso son: Lluis Llach, Javier Álvarez, Inma Serrano, Chavela Vargas, Carlos Berlanga, Nacho Canut... EL PRESENTADOR. Jesús Vázquez eligió para su aparición la imagen de «un ídolo crucificado», con una corona de espinos que le hacía sangrar. El título era elocuente: «La pasión de Jesús». «El caso Arny», declaraba, «ha sido bueno para España porque se ha dado un paso adelante en la aceptación de la homosexualidad».Poco después ocupaba portada otro de los salpicados por «Arny», el moranco Jorge Cadaval. Su frase titular: «No me escondo de nada ni de nadie». Otro humorista: Moncho Borrajo. EL BAILARÍN. El coreógrafo y bailarín Nacho Duato ocupó la primera página en 1999. Decidió hablar claro: «todo el mundo sabe que soy gay». Después que él apareció el bailaor Rafael Amargo EL MILITAR. Teniente coronel, José María Sánchez Silva apareció con todos los galones y un titular bomba: «El primer militar gay». Y 100 GAYS Y LESBIANAS. En un número especial editado el año pasado, se incluyó una lista de hombres y mujeres que daban la cara: políticos (Jerónimo Saavedra, el concejal del PP Francisco Javier Núñez, el congresista Miquel Iceta...), escritores (Mendicutti, Terenci Moix, Lucía Etxebarria, Juan Goytisolo...), profesionales del cine y el teatro (Almodóvar, Flotats, Lluís Pascual, Eusebio Poncela), periodistas, profesores de Universidad...
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