Obispos cercanos a Comunión y Liberación y Camino Neocatecumenal llegan a las sedes episcopales. El Papa, arropado en su visita a Madrid por miembros de estos colectivos, apoya su creciente implantación.
El Papa se marchó de España encantado y con ganas de repetir la experiencia. El Vaticano se habría conformado con menos. Y el cardenal Rouco no se lo creía. La quinta visita de Juan Pablo II a España fue un éxito y una parte de la 'culpa' de la excelente acogida se debe a la movilización organizada por los denominados 'nuevos movimientos' eclesiales, de corte espiritualista y talante conservador. En el aeropuerto de Barajas, en los aledaños de la Nunciatura, en el aeródromo de Cuatro Vientos, en la plaza de Colón, en todos los lugares donde se recibía a Juan Pablo II, había gente de los 'kikos' -el Camino Neocatecumenal de Kiko Argüello-, de los 'cielinos' -Comunión y Liberación-, del Opus Dei, de los Focolares, de los Legionarios de Cristo, de Pueblo de Dios, de los Cruzados de Santa María.
Sin desmerecer la potencia de grupos juveniles de las parroquias españolas, que agitaron sus comunidades para llevar gente a Madrid. Pero la organización del acto de Cuatro Vientos estuvo encargada a la Pastoral Juvenil de la Comisión de Apostolado Seglar, bajo la responsabilidad del arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez Plaza, a quien se sitúa en la órbita de Comunión y Liberación. «A muchos obispos les encantan estos movimientos porque les llenan las iglesias o cualquier otro escenario en sus convocatorias», explica un especialista en información religiosa.
Juan Pablo II acentuó en sus discursos el mensaje sobre las raíces cristianas de España y de lo mucho que puede aportar, desde esa perspectiva, en la construcción de la nueva Europa. «El Pontífice siempre ha creído que durante la Transición España dilapidó su herencia cristiana. Y en esa cruzada de afianzar las convicciones cristianas entronca con los nuevos movimientos, reacios a aceptar el fenómeno de la descristianización», reflexiona un teólogo.
Creciente influencia
Tampoco oculta su «preocupación» por el establecimiento de un pensamiento teológico «plano, monocolor y muy conservador, renunciando al diálogo con la cultura, que se ve como un signo de debilidad». Algunos de estos colectivos, que defienden una presencia pública del entramado institucional eclesiástico, cuentan, incluso, con sus propios centros de formación.
Si bien parece evidente su creciente influencia en la dirección de la Iglesia, no todos estos movimientos responden a una estrategia de poder, desde la premisa de que también la evangelización se juega en la política. Algunos tienen un componente social y llegan a los pobres, en los barrios, con acciones en el terreno de la caridad. «Sí que parece claro que una de sus claves ideológicas es la identidad. En un mundo globalizado en el que las grandes tradiciones se están removiendo, el desarrollo a caballo entre la economía y la tecnología deja un vacío de sentido. Hay mucha gente que necesita llenar ese vacío desde iniciativas que cuidan mucho la fraternidad, las relaciones, la persona, siempre desde un formato muy tradicional», interpreta un profesor diocesano.
Se trata de movimientos con implantación en numerosos países y que tienen mucha fuerza en Madrid. El cardenal Rouco se apoya habitualmente en ellos. La nueva generación de obispos, en sintonía con Roma, comulga cada vez más con los postulados de los 'nuevos movimientos'. En el caso de Madrid, dos de los hombres de confianza de Rouco, los obispos auxiliares Romero Pose -mullidor de la instrucción pastoral sobre el terrorismo- y César Augusto Franco simpatizan con esta corriente espiritualista. Rouco apadrina hoy la presentación de 'Tríptico romano', el poemario del Papa, que ha cedido los derechos de edición de la obra a la Universidad Católica de Murcia, presidida por José Luis Mendoza, benefactor de los 'kikos'.
Además de Braulio Rodríguez, Pose o Franco, otras sedes episcopales cuentan con prelados cercanos a estos movimientos. Es el caso del arzobispo electo de Granada, Francisco Javier Martínez, o del de Oviedo, Carlos Osoro, a quienes analistas de la Iglesia colocan en el entorno de Comunión y Liberación. También el primado de Toledo, Antonio Cañizares, conocido como 'el pequeño Ratzinger', coquetea con estas corrientes. Al de Burgo de Osma-Soria, Francisco Pérez, se le sitúa junto a los Focolares, un colectivo que trabaja con sordina. En algunas diócesis, entre ellas las de Euskadi, tienen poca implantación, pero en otras «se están adueñando de todo», recela un observador.
El cardenal Tarancón solía repetir que a los obispos españoles les iba a salir tortícolis de tanto mirar a Roma. «Muchos tienen ya callo en el cuello», reprocha un teólogo. Y en Roma se bendice a estas comunidades. El propio Ratzinger, guardián de la ortodoxia, concluía en una reciente intervención pública que si en otros momentos de reforma y renovación, la Iglesia tuvo necesidad de grandes órdenes religiosas, en esta hora ese papel corresponde a los 'nuevos movimientos'.
MOVIMIENTOS
Camino Neocatecumenal: Nació en 1964 entre las chabolas de Palomeras Altas, en el extrarradio de Madrid, a iniciativa de Francisco (Kiko) Argüello. Sus seguidores han formado comunidades en las parroquias y viven la fe adulta «en la intimidad de Jesucristo». Está implantado en 105 países de los cinco continentes.
Comunión y Liberación: Impulsado en Milán por Luigi Giussani en 1954. Afirman que su finalidad es la «educación cristiana madura de sus propios seguidores» y la colaboración con la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea. Está presente en 70 países en todos los continentes.
Focolares: Movimiento de «renovación espiritual y social» implantado en todo el mundo. Nació en Trento en tiempos de la Segunda Guerra Mundial de la mano de Chiara Lubich.
Pedro Ontoso, Bilbao
EL CORREO, 19 de mayo de 2003
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Mitin en Madrid con sabor italiano
La capacidad de convocatoria de Comunidad y Liberación se pone de manifiesto cada año, con el megaencuentro que organiza este movimiento en Italia, donde reúne a más de medio millón de personas. El mitin de Rimini cuenta siempre con la presencia de influyentes personalidades y con el obligado mensaje papal.
Ahora se quiere hacer la réplica en España. El próximo mes de junio se celebrará en el parque ferial Juan Carlos I el 'Encuentro Madrid', en el que participarán políticos, empresarios y artistas, en unas jornadas en las que, entre conciertos y vigilias, se abordarán los conflictos de Tierra Santa y de Euskadi. Para el debate sobre 'La libertad en el País Vasco y Navarra' se buscan ponentes como la alcaldesa de Lasarte, Ana Urchueguía, y el párroco de Maruri, Jaime Larrínaga.
Pedro Ontoso, Bilbao
EL CORREO, 19 de mayo de 2003