Hollywood promociona a lo grande una película que la crítica tacha de «infantil»
El Festival de Cannes tuvo ayer un claro protagonismo estadounidense con el desembarco masivo de la más poderosa industria de Hollywood, que presentó, fuera de toda competición y en un horario estelar, Matrix Reloaded. Es la gran propuesta del cine americano para arrasar en las taquillas de todo el mundo las próximas semanas. Presentada como un preestreno espectacular -la película se verá en España a partir del viernes 23- es la primera secuela de Matrix. Queda aún una tercera, que se estrenará la próxima Navidad, para cerrar esta trilogía donde unos personajes viven en un universo virtual.
Dirigida por los hermanos Wachowski y protagonizada por Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss y Lawrence Fishburger, a quienes en esta entrega se añaden Mónica Bellucci y Lambert Wilson, es una obra cuyo derroche de efectos especiales es inversamente proporcional al talento para desarrollar una trama en la que apenar hay historia. Todo se reduce a un permanente enfrentamiento entre Neo y su grupo, Trinity y Morpheus, y los agentes del mundo virtual que intentan acabar en este grupo de rebeldes.
Pero en esta ocasión, más que de agentes, serie de agente, en singular, ya que sólo hay uno, el agente Smith, al que da vida Hugo Weaving, capaz de clonarse miles de veces. Esto provoca que Neo tenga que pelear a la vez con cientos de agentes Smith, lo que da origen a uno de los tan espectaculares como empalagosos efectos de la película.
Hay también una gran persecución en una autopista, con cientos de coches y camiones destrozados, y otros efectos menores como el que Neo, cual émulo de Supermán, pueda volar. En la película sigue aún más presente que en la anterior entrega toda una filosofía religiosa, en donde Neo, cual nuevo Mesías -que aquí viste con lo más parecido a una sotana- se enfrenta al mal. Llega a encontrar al sumo creador, llamado el Gran Arquitecto, responsable de los programas informáticos creadores de la realidad virtual en la que se mueven los personajes.
Setenta tomas por plano
«Es una película con muchas preguntas y pocas respuestas, pues éstas estarán en la tercera parte», aseguró un escueto Keanu Reeves. El actor comentó que su actuación requirió «un trabajo muy preciso, casi siempre ante una pantalla azul de croma, con unas marcas de las que no me podía salir».
«Los combates han sido creados de forma palpitante porque Larry y Andy Wachowski han trabajado hasta la extenuación. En cinco minutos hay quinientos planos diferentes, con sus consiguientes movimientos. Pese a ello se me ha permitido algunas improvisaciones», declaraba Reeves. «No significa que no estuviese de acuerdo con la coreografía creada para estas escenas de acción, todo lo contrario, son soberbias, pero sí el poder aportar un deseo de expresión personal», relataba el actor.
Este perfeccionismo técnico lo resumía Keanu Reeves asegurando que «para algunos planos de muy escasos segundos, llegué ha efectuar hasta 70 tomas. Los directores buscaban el instante, el momento magnético de cine y eso, a veces, no llega a la primera toma». Mónica Bellucci, embarazada de varios meses y maestra de ceremonias de la presente edición del Festival de Cannes, se mostró encantada de su participación en esta segunda entrega de Matrix. «Es increíble, es una película que todo el mundo está deseando ver», dijo la actriz, imbuida del espíritu publicitario con el que Hollywood parece querer vender la película en Europa. «Para mí ha sido una experiencia muy positiva poder participar en una producción de estas características pero, también sé, con toda humildad, que el éxito del filme no descansa en un personaje serio, sensual y peligroso, pero también breve como el mío».
LA VERDAD, 16 de mayo de 2003