Últimamente se han vertido diversas opiniones en torno al modelo organizativo del deporte escolar de Gipuzkoa. Considerando que a nuestro juicio no reflejan el sentir de la mayoría, en aras de esclarecer esta situación nos hemos decidido a divulgar este escrito. Los abajo firmantes somos profesores especialistas de Educación Física y coordinadores de deporte escolar de nuestros respectivos centros, por lo que estas opiniones se fundamentan en nuestra formación académica y en las experiencias diarias en torno a esta actividad.
Pensamos que el deporte escolar, en primer lugar debe resultar una actividad educativa, impulsando valores pedagógicos (el desarrollo personal y estilos de vida saludables) y abierta a todos los niños. Al igual que el resto de las actividades que se desarrollan fuera del horario lectivo debe estar incluida en el Proyecto Educativo de Centro. Pese a contar con la colaboración de distintos entes (ayuntamientos, clubes deportivos...) entendemos que la responsabilidad de la gestión debe recaer en manos de los colegios e ikastolas para poder asegurar estos principios educativos, tal y como ocurre en el modelo actual. .
Las actividades que priorizan la mejora del rendimiento por encima de los objetivos formativos no las destinaríamos a los más jóvenes, en líneas generales por no resultar compatibles con los objetivos educativos citados. Entre otros aspectos, porque: discriminan a los peor dotados; los clasifican y valoran en función de los resultados (desdeñando otro tipo de valores); a la larga repercuten negativamente en la autoestima de gran parte de los participantes (así como en su afición deportiva); prescinden de un número elevado de esos jugadores a los poco años; con frecuencia suscitan expectativas irreales antes de alcanzar la madurez psicoafectiva originando estados de frustración.
Los objetivos de rendimiento deportivo deberían de fijarse a largo plazo, ya que el nivel máximo de competencia en la mayoría de las modalidades se alcanza a edad relativamente avanzada. Los entrenamientos de las categorías de formación deberían de adaptarse a las características cualitativas propias a la madurez y nivel de desarrollo del niño, y no al revés. El niño no es un adulto en miniatura. En este sentido, el hecho de constatar que con los planteamientos instaurados en otros territorios históricos, p. ej. en la categoría alevín (10-12 años), poseen a esa edad un mayor nivel de competitividad, en sí mismo, no nos parece preocupante, mientras no repercuta en la cima de rendimiento que alcanzan en la categoría senior. Tras constatar que la aplicación del entrenamiento de modo intensivo a edades excesivamente tempranas origina que muchos de sus practicantes lo abandonen (a consecuencia de la presión psicológica que les supone) varias federaciones deportivas han remodelado sus programas y planteamientos.
Algunos defienden como imprescindible la especialización precoz, esto es, trabajar una única especialidad de modo intensivo desde edades muy tempranas. Sin embargo, numerosas investigaciones tras analizar muestras integradas por los deportistas clasificados para el campeonato mundial de su especialidad han mostrado que la mayoría de ellos hasta los 14 años practicaban más de una modalidad deportiva.
Tomando en consideración el desarrollo motor natural propio del niño, reivindicamos para estas edades un entrenamiento integral, plural y multidisciplinar, trabajando de modo equilibrado todas las cualidades motoras básicas. De este modo se garantiza que posteriormente cada uno se halle capacitado para poder elegir y especializarse en la modalidad que desee. Este planteamiento posibilita que posteriormente quienes así lo decidan puedan optar al deporte de élite o de máximo nivel; inculcando al mismo tiempo a todos los participantes hábitos deportivos sanos para su tiempo de ocio.
En Gipuzkoa contamos con más de 45 federaciones deportivas distintas. El actual modelo organizativo de deporte escolar permite compaginar una oferta conjunta de todas ellas. En estos momentos en los que vivimos un descenso del índice de natalidad tan notorio, abrir la puertas a que cada deporte pelee por su cuenta en busca de adeptos (en una edad en la que los receptores son tan sensibles e indefensos) no consideramos que sea una medida acertada.
Proponer que si no modificamos nuestras estructuras actuales las promesas con las que contamos serán fichadas desde otros territorios históricos, no nos parece motivo justificado para inducir una reforma de la oferta dirigida a la totalidad de nuestra población infantil. No parece razonable condicionar una iniciativa educativa dirigida a la totalidad de la sociedad por intereses económicos y de mercado. Quizá debieran cuestionarse esas normativas que permiten canjear esos menores de edad, en medio de cifras desorbitadas.
La Diputación Foral de Gipuzkoa conjuntamente con diversos grupos de investigación de la Universidad del País Vasco están analizando continuamente la situación del deporte escolar de nuestro territorio histórico, con ánimo de mejorarla: el impacto psicosocial que provoca; medidas para la mejora de su calidad; estrategias para incentivar la participación femenina; incidencia en la práctica de hábitos deportivos saludables en edades posteriores. Varios de esos estudios han confirmado que los colectivos implicados se encuentran satisfechos con el desarrollo de las actividades de deporte escolar (en el caso de los padres, por ejemplo el 86%). En este modelo organizativo de deporte escolar que tenemos instaurado en Gipuzkoa asistimos a un proceso continuo de reflexión y análisis. Con ese fin poseemos órganos de decisión y mesas de trabajo que aglutinan representantes de los diversos estamentos implicados. En el Consejo Territorial de Deporte Escolar de Gipuzkoa los representantes de los colegios/ikastolas, federaciones deportivas y ayuntamientos debaten en torno a los pormenores de nuestro deporte escolar, consensuando las medidas adaptativas pertinentes. Creemos que las reflexiones y discrepancias surgidas en la aplicación de este modelo deben dilucidarse por vía de foros y estructuras de esta naturaleza.
El modelo y estructura de deporte escolar que poseemos actualmente en Gipuzkoa permite compaginar dos intereses supuestamente distantes: Por un lado, el dirigido a la totalidad de la población, promover estilos de vida saludables durante la etapa adulta, a base de incentivar hábitos deportivos adecuados durante los períodos de formación. Por otro lado, el encaminado a preparar a aquellos deportistas que deseen dar el salto al deporte de élite y de alto rendimiento.
Aunque somos conscientes de que este modelo puede ser mejorado, pensamos que tenemos motivos para sentirnos orgullosos del sistema de deporte escolar que tenemos en Gipuzkoa. En esta sociedad hedonista en la que vivimos bastantes elementos disuasivos de la práctica deportiva tienen nuestros jóvenes, como para que los que tratamos de suscitarla no nos pongamos de acuerdo. Esperamos que en adelante, acercando posturas, tengamos claro el Norte al que deseamos dirigir nuestra embarcación, y superando criterios populistas y acertemos a la hora de determinar las verdaderas prioridades de los guipuzcoanos y las guipuzcoanas en esta materia. Nuestros jóvenes no se merecen menos.
(*) Respaldan este artículo otros 220 coordinadores de deporte escolar, profesores de Educación Física y técnicos municipales de deporte.
EL DIARIO VASCO, 20 de abril de 2003