Tiene 36 años, cara de niño bueno y alma de luchador, fraguada en la objeción contra el servicio militar y en la denuncia de la cuasi esclavitud de los temporeros. Se llama Salvador Cifuentes y su condición de cura entregado a los más pobres y su conciencia de profeta le han llevado a presentarse como voluntario para ir, con los brigadistas internacionales, de escudo humano a Bagdad.
El lunes pagó los 600 euros que le va a costar poner su vida en peligro. En principio, el próximo domingo saldrá hacia Bagdad, siempre que las circunstancias internacionales se lo permitan.El propio Salvador reconoce, con pena, que «la situación se está deteriorando por momentos». «Y, aunque hace un mes que tomé la decisión, no creo que ahora mismo nos dejen entrar a los brigadistas», añade.
Cifuentes asegura que su compromiso con los civiles inocentes de Irak es firme y que, a pesar de ser consciente de los riesgos que corre, no tiene miedo. «Si no viajo será porque las fronteras estén cerradas, no por miedo. Sólo me quedaré aquí si no nos dejan volar. Sé que corro riesgos, pero no es un viaje de locos», explica.
Salvador, a sus 36 años, lleva ya 10 de cura. Y de cura implicado a fondo. Por eso, la gente le quiere, admira su trabajo pastoral en la diócesis de Guadix y hasta comparte su decisión de irse de escudo humano, siguiendo la estela del Papa, cuya entrega por la causa de la paz admira.
«La postura de Juan Pablo II en esta crisis está siendo sumamente valiente. Pero muchos cristianos nos atreveríamos a pedirle lo máximo, un gesto profético por excelencia: que vaya a Irak. Estoy seguro de que si Juan Pablo II fuese a Bagdad, los americanos no tendrían valor para bombardear» explica Salvador.
Cifuentes admira al Papa y reniega de los que manipulan a Dios.Especialmente de Bush y de Aznar. «Hay políticos como éstos que besan el anillo del Papa, van a las canonizaciones y muestran mucha devoción hacia el Santo Padre, pero después hacen lo que les conviene. Aznar y sobre todo Bush están manipulando a Dios.Son de los políticos que no viven el cristianismo como un estilo de vida. Son de esos que se dicen cristianos, pero cuyas vidas privadas van por un lado y las públicas por otro».
A pesar de su relativa juventud, la militancia de Salvador viene de antiguo. Primero fue cura objetor. Ya durante la primera Guerra del Golfo estuvo cuatro días de huelga de hambre, junto a otros compañeros de la escuela de Trabajo Social de Granada. Y todos los años acompaña a los temporeros de sus parroquias a Francia.Es, pues, un cura encarnado en el pueblo.
Quizá por eso, su obispo, Juan García Santacruz, no le puso pega alguna. «Sabe cómo soy y que intento ser un cura coherente. Sólo me dijo que, antes de salir para Bagdad, le fuese a ver, para charlar un rato y eso haré», dice el sacerdote de Fonelas. Aunque su máxima ilusión en estos momentos es que no tuviera que ir «porque la guerra se parase». Amén.
José Manuel Vidal
EL MUNDO, 20 de marzo de 2003