El actor de cine
Al Pacino ha declarado a
«Avvenire» que ha renacido gracias a sus hijos, los gemelos Antonio y Olivia. El actor, que cuenta ya con 63 años, reconoce que la edad le hace plantearse las cosas con más seriedad e incluso que su fe le ayuda a replantearse las cosas.
Desde el 11 de septiembre, ¿piensa más en la muerte?
Mi apartamento en Nueva York está cerca de la «zona cero». Desde que he cumplido los 50 años sí pienso más en la muerte, pero sólo en relación con lo que he hecho, es más, en relación con lo que no he hecho en la vida. Porque cuando me presente allá arriba y me pregunten: ¿qué has hecho?, es evidente que no puedo sacar la lista con mis películas. Por eso trato de hacer todos los días algo bueno.
Su abuela ha vivido en esta ciudad. ¿Qué recuerdos le trae?
Con frecuencia me viene a la mente una tarde de hace algunos años. Me habían invitado a ir a California, porque probablemente había ganado el Oscar. Cuando estaba a punto de irme, mi abuela me dijo: «Muy bien, felicidades, rezaré por ti, Alfredino. Y ya que sales, no te olvides de bajar la basura». Mi abuela era así, siempre me mantuvo con los pies en la tierra. Después del 11-S me he preguntado muchas veces qué habría dicho una persona religiosa como ella. Seguramente, que en el mundo hay tanta maldad porque no se reza lo suficiente.
Le describen como un «duro», pero parece que ser padre le ha cambiado.
Me he vuelto especialmente protector con mis hijos; Robert de Niro y Clint Eatswood también me han dicho que he cambiado. Creo que si mis hijos fueran actores les pondría estrictas cláusulas: yo sería el manager, relaciones públicas, consejero privado y asesor técnico.
Benny Manocchia, Nueva York.
LA RAZÓN, 5 de febrero de 2003