La nariz como salvoconducto.

La infancia es una de las etapas más importantes en el desarrollo de la personalidad. En determinados países los niños no disfrutan de los juegos o el cariño de sus padres. Cuatro burgaleses, miembros de la compañía «La sonrisa», partieron el pasado sábado a dos de los países más pobres de América Latina para hacer reír con sus actuaciones a aquellos que más lo necesitan. Reír es un verdadero lujo para los niños nacidos en países que han sufrido alguna clase de conflicto. Las guerras o las catástrofes naturales hacen que apenas tengan infancia. La compañía «La Sonrisa», delegación de Payasos sin Fronteras (PsF) en Castilla y León, pretende devolver la sonrisa y la imaginación a los niños de los pueblos desprotegidos. Esa es la tarea de los burgaleses Javier Rey, María Jesús Hernando, María Jesús Gutiérrez y Jesús Gentil, que desde el pasado sábado y hasta el próximo 29 de septiembre emprendieron un viaje a El Salvador y a la capital de Nicaragua, Managua, con la intención de presentar su espectáculo, que es un compendio de las artes clown, para dar mucho cariño a aquellos que más lo necesitan. Es la octava expedición y su misión es la de cerrar los proyectos que se han estado desarrollando durante todo el año. «A El Salvador vamos a ir a Sonsonate. Allí desarrollaremos actividades que han sido subvencionadas por la Diputación de Burgos», afirma Javier Rey. El cuarteto está formado por dos compañías. Por un lado las chicas y por otro los chicos, pero en Centroamérica unirán sus fuerzas para ofrecer sus sonrisas más solidarias. Globofexia, malabares, acrobacias, cuentos, música... La terapia de la risa es la línea inherente a todos los proyectos de la organización. Esta actividad posibilita el reequilibrio psicológico de poblaciones refugiadas, desplazadas, retornadas o crónicamente excluidas. Jesús Genil, «Chuchi» para los amigos, representa a un amplio sector de la población burgalesa. Delegado del bar La playa va a supervisar algunos de los proyectos que tienen allí esta agrupación independiente, como escuelas, ayudas para hospitales... También intentará traer alguna idea para poder organizarla y ejecutarla. «Estos países tienen un índice de pobreza elevadísimo. El 75% de la población vive así. El que vayan unos payasos y convivan con ellos...», apunta Rey. Los espectáculos que los grupos de artistas profesionales realizan ayudan a desbloquear psicológicamente a la población, adaptándose al contexto en el que viven los beneficiarios, al tiempo que localizan recursos humanos locales que puedan asumir una tarea de multiplicación de la dinámica propuesta. Despertando sonrisas por donde van. La organización Payasos sin Fronteras (PsF) fue fundada en 1993. Surgió como consecuencia de la necesidad manifestada por un colectivo de educadores que desarrollaban un programa de educación para la paz en escuelas de Cataluña. En este marco se invitó al artista Tortell Poltrona a actuar en el campo de refugiados de Veli Joze (Savudrija) en Croacia, el 26 de febrero de 1993. Después de esta experiencia en la que se demostró la utilidad de las actividades artísticas socio-educativas como mejora de situación psicológica de poblaciones postconflicto, se establecieron las bases para la constitución de la entidad como asociación sin ánimo de lucro. En la actualidad el presidente es el afamado artista Pepe Viyuela. Una expedición de PsF tiene un coste medio de 5.700 euros. Con esto, entre 5 y 10 artistas pueden hacer reír a una media de 5.000 personas. Con tan solo 0.60 euros que aportemos podemos hacer sonreír a un niño. DIARIO DE BURGOS, 10 de septiembre de 2002.