Internacionales y hasta no hace mucho cracks sin discusión, hoy están esperando una llamada para no retirarse.
Hace apenas 14 meses, en Milán, Stefan Effenberg levantaba la Copa de Europa... Hoy está sin equipo. El extraordinario centrocampista alemán acabó contrato con el Bayern Múnich tras una accidentada temporada marcada por las lesiones. Ya en diciembre dijo que dejaría el club confiando en hallar acomodo fuera de Alemania con un buen contrato. Pero Effenberg está en el paro y esperando algo.
No es el único en esta situación. Paul Ince, la piedra angular del Middlesbrough, acabó contrato y anunció su marcha. Su currículum invitaba al optimismo... pero está en las mismas, sin un club de categoría que le ofrezca lo que pide.
Costacurta, Aldair, Cauet, Kanchelskis, Ganz, Jokanovic, Venturin, Korneyev... la lista es larga. Todos ellos son jugadores que, sin ser titulares asentados, apuran sus últimos años de carrera y están a un paso de acabarlas de golpe porque nadie quiere pagarles lo que solicitan una vez han acabado sus contratos con sus últimos clubs.
Otros como Ba, West, Bogarde o De la Peña están también en paro después de que hayan logrado desembarazarse de ellos. No son veteranos... pero eran poco menos que elementos decorativos, y muy muy caros, para las arcas de sus clubs. Siguen pidiendo «el oro y el moro» y, claro, están de vacaciones forzosas.
OLVIDADOS MILLONARIOS
Hay otros que esperan sin prisa. Futbolistas que, con contrato en vigor, no cuentan para nada en sus clubs pero sus altas fichas evitan que puedan ser traspasados... o tan siquiera regalados.
Lo que le ha pasado hasta este año a Iván sigue ocurriendo con Mijatovic, con Winter, Farinós, Hakan Sukur, Marcelino, Domoraud, Yorke, De Goey o Simone. Entrenan sabiendo que están de vacaciones... forzosas pero pagadas. Y pagadas a precio de oro en plena época de crisis.
17/7/2002 (Jordi Blanco)