El Ayuntamiento, del Bloque Nacionalista Galego, cede el monumento a la Armada.
En Ferrol, que durante largo tiempo fue "del Caudillo", su estatua ecuestre ha sido conocida popularmente como "el burro". Desde hace 40 años dominaba y precedía, en la Plaza de España, la entrada a la ciudad histórica. Anoche se la llevaron. En un vehículo especial, articulado, metido el bronce de caballo y caballero en una jaula metálica, para proteger la obra que será instalada en el área cultural de la Armada. Ningún personaje relevante acudió anoche a recibirla en el astillero donde fue fundida hace cuatro décadas. Mientras los operarios procedían al desmontaje de la estatua, una especie de cajón formado por vigas metálicas permitió a una grúa elevar y depositar el monumento en su "jaula". La operación congregó a un grupo de personas, que lo celebró con una improvisada fiesta, puños en alto e Himno Gallego incluidos.
El gobierno municipal, que preside el nacionalista Xaime Bello, decidió hace unas semanas retirar la escultura de la plaza, después de garantizar su recepción por la Armada, a la que el ayuntamiento se la cede en depósito indefinido para su Museo Naval.
La enorme estatua ecuestre del que fuera Generalísimo ha sido uno de los objetivos simbólicos que más han perseguido algunos grupos nacionalistas e independentistas. Una vez la pintaron de rosa. Otra vez fue objeto de atentado: los petardos que le pusieron en las zapatas no inmutaron la estabilidad de la enorme escultura, aunque deshicieron la cristalería de los alrededores. Parecía llamada a perdurar sobre cualquier avatar pese a que la hostilidad contra la estatua provenía de su identificación con la dictadura. Aparte razones estéticas de proporcionalidad, que también se han aducido.