«No hay constancia de que la violencia escolar aumente.»

El profesor Félix Etxeberria afirmó durante su ponencia que las escuelas han pasado del profesor que pegaba al denominado maltrato entre iguales. Cada vez se habla más sobre violencia en las aulas, pero eso no significa que ese fenómeno esté cobrando ahora mayor fuerza. Una agresión va desde burlar o marginar a alguien hasta robar o pegar. Los chavales que más agreden, al profesorado y a otros compañeros, suelen tener 14-15 años. Estas y otras reflexiones fueron puestas sobre la mesa en el curso de verano de la UPV «Clima y convivencia escolar». «No existe constancia de que la violencia escolar vaya en aumento», según afirmó el profesor Félix Etxeberria en el transcurso del curso de verano de la UPV "Clima y convivencia escolar", que durante tres días ha acogido el Palacio Miramar de Donostia. Este experto de la Facultad de Ciencias de la Educación de Leioa, también co-director del citado curso, apuntó que la influencia de los medios de comunicación y una mayor sensibilidad hacia las agresiones dentro de los centros escolares hacen pensar que la violencia en las aulas es ahora mayor, pero recordó que los estudios existentes al respecto no respaldan este tópico. En opinión de muchos estudiosos del tema, la escuela constituye hoy día uno de los lugares más tranquilos, considerado incluso «paraíso de paz artificial». Etxeberria, que afirmó no obstante no querer negar la existencia del problema de las agresiones en las aulas, apuntó que «en la escuela tradicional la violencia ha sido la tónica tradicional durante siglos» y añadió que en la década de los años 90 se produjo un cambio. «Hemos pasado de los maestros que pegaban a los niños al denominado maltrato entre iguales, que anteriormente se llamó bullying», comentó. Este profesor entiende que el tema de la violencia en las escuelas ­muy superior en Estados Unidos que en los centros de nuestro entorno­ es muy complejo y que, en contra de lo que sería conveniente, se quiere resolver de forma simplista. «No se puede pretender solucionar el tema poniendo policías en los centros, como están haciendo en Gran Bretaña, achacando el tema a problemas políticos o hablando de familias desestructuradas para justificar lo que pasa», dijo. Así las cosas, a la hora de intentar buscar el por qué a episodios de agresión (que pueden ir desde una pequeña gamberrada a la violencia física, pasando por peleas, chantajes, insolencia o vandalismo), es necesario prestar atención a diversos factores, tales como las propias características físicas y sicológicas del alumno, el centro escolar en cuestión, el contexto social, la familia y la relación de ésta con el escolar, así como la influencia de los medios de comunicación. Respecto a la familia, apuntó que «es donde más amor reciben los niños, pero también donde se producen la mayoría de los abusos y maltratos infantiles». A lo largo del curso, se ofrecieron también algunas características generales de los chavales implicados en capítulos de violencia. Etxeberria hizo observar, entre otros aspectos, que cuanto mayores son los chavales el problema disminuye, que los chicos participan más que las chicas en esas situaciones y que la agresividad de las chicas es indirecta. «El chico pega patadas o roba el bocadillo; las conductas violentas suelen tener más testosterona. La chica usa la fórmula 'a esa no le habléis' o 'no eres amiga nuestra'», comentó. El catedrático de Sociología Javier Elzo coincidió en el dato de que es a edades más tempranas (14-15 años) cuando más agresiones se producen. Y añadió que «no hay una correlación entre el nivel socioprofesional de la familia y el número de agresiones. Pero sí es relevante la relación que mantienen entre sí el padre y la madre y la que mantienen éstos hacia el escolar. Los hijos de los padres que se llevan peor tienen una mayor tendencia hacia la agresión y cuanto peor es la relación de los escolares con sus padres, más veces son bordes con el profesor». Además, según la experiencia de Elzo, resulta peor que los padres se lleven mal y estén juntos a que se lleven mal y estén separados. Y son más agresivos los chavales que creen que sus padres les controlan menos de lo que debieran, así como los que más droga y alcohol consumen. Por eso, el profesor tendrá que intentar transformar el aula y, si no, transformarse a sí mismo. «Para afrontar el estrés, hagamos judo, tai chi o meditación trascendental», animó Félix Etxeberria. Un 1,4% de menores han agredido a un profesor. «Según me hago mayor, llego cada vez más a la conclusión de que en los primeros años de vida del niño se juega mucho de cara al futuro. Es muy importante la armonía y el cariño en la edad más joven», aseguró Javier Elzo. Este sociólogo ofreció en Donostia algunas pinceladas de la investigación "Drogas y Escuela VI en el ámbito de San Sebastián", aún inedita, llevada a cabo durante el presente curso escolar entre 2.329 escolares donostiarras. Extrapolando los datos que facilitó, 120 chavales habrían agredido físicamente a algún profesor en Donostia. A la pregunta "¿has agredido físicamente a un profesor/a?", el 98,1% de los escolares respondió que nunca; el 0,6% que una vez; el 0,4% algunas veces; y el 0,4% bastantes veces. A la cuestión "¿has sido borde con un profesor/a?", el 66,8% de los escolares respondió que nunca y a "¿has insultado a un profesor/a?», contestó que nunca el 88,6%. Respecto al trato con otros compañeros, el 64,2% dijo que nunca le han burlado o insultado este curso; el 81,4% que nunca le han robado o destrozado cosas; el 91,7% que nunca le han dado golpes, pegado patadas o encerrado; y el 95% que no le han amenazado para obligarle a hacer algo. Los políticos, una mala influencia para los niños Nélida Zaitegi, co-directora del curso "Clima y convivencia escolar" y técnico en relaciones y convivencia del Area de Organización Escolar de Lakua, hizo constar que Gipuzkoa, Bizkaia y Araba tienen en marcha este curso 130 programas de convivencia escolar en sus centros educativos. Zaitegi criticó la mala influencia que la clase política ejerce en los niños. «Los políticos que tanto critican y exigen a la escuela, antes de hablar deberían pensar en los niños. Deberían pensar antes de descalificar a su opositor», porque esos insultos los niños los escuchan a través de los medios. -