La parroquia de Bens es un pequeño pueblo de la diócesis de Santiago, cercano a la ciudad de La Coruña. Y sus feligreses católicos están un poco disgustados porque desde hace 15 días el sacerdote del pueblo, padre José Antonio, ha renunciado a celebrar la misa.
Parece que la razón por la que el sacerdote ha decidido a abandonar a los feligreses y no celebrarles la eucaristía son los continuos enfrentamientos que mantiene con dos vecinas, a las que acusa de hacerle burla durante las celebraciones religiosas.
Roberto García, presidente de la Asociación de vecinos del pueblo, ha declarado a este periódico que todo empezó cuando el padre José Antonio no se presentó a un entierro, lo que molestó mucho a los vecinos por la importancia del acto para la familia, y explica que el desencadenante del enfrentamiento llegó de manos de una vecina que acusó al párroco de haberle cobrado de más por la celebración de una boda. Debido a este malestar por las habladurías que los vecinos hicieron por el pueblo sobre el sacerdote, el padre José Antonio anunció que no volvería a celebrar en la capilla del pueblo más misas.
El presidente de los vecinos afirma que la situación es complicada, ya que la capilla donde se celebran los oficios religiosos es propiedad de los vecinos de Bens, porque fueron ellos quienes la construyeron. Fuentes oficiales del Arzobispado de Santiago afirman que la capilla del pueblo de Bens no tiene nada que ver con ellos, y el Vicario de Zona parece no estar dispuesto a mandar a ningún sacerdote que pueda mediar entre los vecinos y el padre José Antonio, según afirma Roberto García. Mientras tanto, el padre José Antonio dice que los vecinos saben perfectamente lo que pasa porque «todo es culpa de unas personas que quieren imponer sus normas y gobernar al pueblo». Manolo, el dueño del bar de la aldea, afirma que «lo que hace falta es olvidar el percance y dejar al cura tranquilo».
La Razón, 21 de junio de 2002.