El estudio encargado por la Generalitat a sociólogos encabezados por Salvador Cardús critica el desigual reparto de tiempo entre trabajo, escuela y familia, y el sobreesfuerzo de las mujeres
Barcelona. - Sólo un cambio radical en los horarios que rigen actualmente en empresas y escuelas permitiría a los trabajadores acceder al tiempo necesario para educar a sus hijos en familia o para alcanzar satisfacción en su vida personal, según concluye la primera parte de un estudio encargado por la Generalitat a un equipo de sociólogos de la Universitat Autònoma de Barcelona, dirigidos por Salvador Cardús.
Para que la familia gane espacio en esta nueva "cultura de la distribución del tiempo", el informe hace un llamamiento a "la responsabilidad social de la empresa para mejorar las condiciones de bienestar personal y familiar" de sus empleados.
El equipo -formado por Cardús, Carme Pérez y Sergi Morral- ve necesarios más permisos, años sabáticos, flexibilidad horaria y guarderías, y así lo detalló ayer Cardús en unas jornadas sobre conciliación familiar, escolar y laboral en el Palau de la Generalitat. Un gran avance sería adaptarse al horario laboral europeo, con una corta pausa para comer, salida a las cinco de la tarde y una mentalidad basada en la eficacia y no en la presencia física durante horas en el lugar de trabajo.
Los problemas de horario castigan especialmente a las mujeres y "están en el núcleo mismo de la desigualdad de género", según dijo Cardús. El estudio diagnostica "una flagrante desigualdad entre hombres y mujeres tanto en el acceso al mundo laboral como en la asunción de las responsabilidades domésticas, en especial el cuidado de los niños". Resultado: la madre trabajadora vive sobrecargada de obligaciones.
En este sentido, Salvador Cardús y su equipo proponen "forzar la incorporación igualitaria a las actividades domésticas y de cuidado de menores, discapacitados y personas mayores, sin discriminación de género", pero no especifican cómo realizarlo. Alertan, con todo, del peligro de crear "políticas para mujeres", que "con intervenciones bienintencionadas pero demagógicas, por apoyar a las madres acaban relegándolas del proceso productivo".
En el curso de sus investigaciones, estos expertos han detectado en esa inadecuada relación entre familia y trabajo una mayor "visibilidad de un malestar antiguo que ha ido agravándose", que suele confinarse a la esfera privada y "es vivido como un verdadero fracaso personal y familiar". A su juicio, la situación precisa una actuación urgente de las administraciones públicas .
El estudio apunta también a las "tensiones y desconfianzas entre escuela y familia", pues la escuela acaba absorbiendo los problemas de horario laboral de los padres, que demandan más actividades extraescolares o colonias para ocupar a los niños. Cardús recordó que se suele abordar este asunto como una cuestión organizativa, y se olvida que ese tiempo que padres e hijos no pasan juntos "es tiempo familiar, de un elevado potencial educativo". Los desajustes horarios entre padres, trabajo y escuela acaban repercutiendo en los abuelos, "que pierden una merecida autonomía personal al ser padres sustitutos".
Esta primera parte del informe, que ha explorado 200 estudios del ámbito europeo, alaba cómo las grandes empresas favorecen cada vez más las "condiciones temporales" de sus altos ejecutivos para que no se vayan a la competencia. El estudio celebra al fin como objetivo último "la calidad de vida personal y social, familiar y de ocio, estrechamente vinculada, como es lógico, a esa disponibilidad de tiempo".