Hope Music School forma artistas católicos en los «nuevos» ritmos.
El Servicio de la Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Italiana creó en 1997 Hope Music School (HMS), una escuela que ofrece la posibilidad de mejorar la creatividad, el estilo y la capacidad de jóvenes artistas, así como su humanidad, para que transmitan al mundo valores auténticos. La Iglesia quiere acercarse a los jóvenes mediante el lenguaje de la música. En la actualidad, los autores cristianos aumentan cada vez más.
Hope -palabra inglesa que significa esperanza- es el nombre de la escuela de música de la Conferencia Episcopal italiana (CEI). No se trata de una academia al estilo de Operación Triunfo, no busca una posición en el mercado de la música, ni lanzar jóvenes cantantes. «Hemos elegido este nombre -explica a LA RAZÓN Carlo Climati, uno de los promotores de Hope Music- para subrayar los contenidos positivos de nuestro proyecto y evidenciar los valores en los que creemos: la paz, la fraternidad universal, el respeto por la vida».
En definitiva, lo que se busca es, en palabras del actual director de la escuela, Paolo Giulietti «una nueva presencia cristiana en el sector de la expresión musical y de la dicografía». La iniciativa, no obstante abarca a jóvenes de distintas pertenencias sociales, culturales y religiosas.
La música es un medio de comunicación que llega al corazón de miles de jóvenes, por este motivo «la Iglesia quiere contribuir a un uso valioso de ese intrumento. No estamos interesados en el mercado , sino en la construcción de una mejor profesionalidad en el campo musical, también a través de los valores cristianos», asegura Climati.
En Hope Music se produce un verdadero encuentro entre «adultos» (en profesión y en humanidad) y los jóvenes, y entre los jóvenes mismos. Supone un crecimiento personal, en las competencias artísticas y en las relacionales. Docentes calificados y técnicos participan en seminarios -semanales o anuales- y congresos para sacar lo mejor de los chicos y chicas, y desarrollar sus capacidades.
Hope Music School, en el panorama de la música cristiana de hoy, tan floreciente en todo el mundo, y muy extendida en Italia, está pensada como un lugar de diálogo con la Iglesia, una Iglesia que ofrece profesionalidad y que, a la vez, impulsa a ser artistas ricos en humanidad.
La CEI sigue de cerca el desarrollo de la escuela y espera que en todas las diócesis del país crezca esa sensibilidad por el lenguaje musical como instrumento de contacto entre los jóvenes y la Iglesia. La escuela se encuentra en Frascati (Roma).
«Hope Music organiza concursos musicales, conciertos, y otras iniciativas promocionales (concreta Giulietti a este periódico). Espectáculos en los cuales se potencian los chicos de la escuela. Se han grabado además, varios CDs».
Algunos de los ejemplos del estilo de Hope Music se apreciaron en la Jornada Mundial de la Juventud de Roma, en 2000. Ellos son los intérpretes de la canción «L Emmanuelle», himno del encuentro. A través de la música ligera, los jóvenes pueden expresar sus «esperanzas, los sueños que guardan en el bolsillo de sus jeans, las espectativas ante la vida, y el sentido de la existencia», opinan los organizadores.
La música cristiana está experimentando un crecimiento considerable. Existen decenas de grupos y cantautores que hablan de Dios en sus canciones, y en el caso del italiano Roberto Bignoli (ganador del premio «Unity Awards» de EEUU promovido por la Unión Católica de Música) el artista habla de su conversión. Todo un boom musical.