Alternativa para la Liberación Animal (ALA) nos muestra a través de este artículo la otra cara de la industria peletera: los animales sacrificados, los métodos usados y cómo la inmoralidad y la crueldad están a la orden del día.
Cada año las peleterías exhiben sus nuevos modelos listos para la venta y se organizan desfiles para promocionar la compra de estas prendas. Sin duda interesa crear demanda, sin embargo, a l@s peleter@s no les interesa en absoluto que se conozcan los detalles sobre la procedencia de sus artículos de lujo, ni que recordemos que cada abrigo de piel supone la muerte de muchos millones de animales al año simplemente para satisfacer la vanidad de algunas personas.
La industria peletera de nuestro país sale al paso de las acusaciones sobre la crueldad e inmoralidad de este negocio haciendo alusión a que los animales que conforman su materia prima proceden de granjas perfectamente legales, que cumplen todos los requisitos exigidos por la ley. Pero lo cierto es que el hecho de que el funcionamiento de estas granjas esté regulado y controlado por los organismos competentes, los convierte desde luego en una explotación institucionalizada de seres vivos, pero no resta un ápice a la crueldad inherente al comercio de pieles como veremos más adelante.
Para salir del paso hay quienes aducen que para el bienestar de los seres humanos es necesario que utilicemos a los animales para los más variados fines, y que de hecho los animales están para eso, nos los comemos, nos vestimos con sus pieles, nos divertimos a su costa, ¿a qué viene entonces preocuparse por los visones o los zorros? Habría que responder que efectivamente no deberían utilizarse animales para ninguna de las actividades antes mencionadas, pero que el área de explotación que nos ocupa pone de manifiesto con mucha claridad que todo vale si se trata de sacar provecho de los animales, absolutamente todo vale y llamar la atención sobre este hecho puede llevarnos fácilmente a por lo menos preguntarnos si realmente es justo que hayamos convertido a los animales en nuestros esclavos y nuestras víctimas.
Veamos algunos datos:
En todo el mundo esta industria mata anualmente alrededor de 28 millones de animales procedentes de granjas destinadas a tal fin a los que se deben sumar los 8 millones capturados en cepos y trampas. Según el tipo de animal, para fabricar un solo abrigo de piel se necesita matar a: 15-20 zorros, 60-80 visones, 27-30 mapaches, 60-100 ardillas, 12-15 linces, 15-20 perros, 25-45 corderitos, 6-10 focas etc. Es de especial mención el caso de la piel de astrakán procedente de los corderos Karakul de Afganistán, a los que matan inmediatamente después de nacer, cuando su pelo está en óptimas condiciones. Asimismo, dos millones de perros y gatos son asesinados anualmente de forma atroz en el gran negocio de la piel en China, Thailandia y Filipinas que vende la piel de sus víctimas bajo seudónimos para ocultar su procedencia, o la utiliza en la decoración de objetos como muñecos, llaveros, guantes, juguetes para niños y para animales, etc.
En España se crían 400.000 visones en cautividad cada año. Todos nacen en Abril y mueren en Noviembre. Pese a que no existe un censo oficial, hay unas 50 granjas en Galicia y 20 en el resto del país, en las gallegas se cría el 80% de los visones. Estos animales tienen una vida media de 6 meses, frente a los 6 años que vivirían en libertad. Los mayores productores mundiales de pieles (de granja) son, según la WSPA (World Society for the Protection of Animals): Dinamarca, con 10,9 millones de animales; Finlandia: 4,8 millones; Holanda: 2,8; EEUU: 2,7; Rusia: 2,6; Suecia: 1,4 millones. Las dos especies más comúnmente criadas son el visón y el zorro.
Los animales criados en estas granjas ( que son la mayoría) viven toda su vida en estrechas jaulas de alambre de 40x40x50 cm, por lo que apenas pueden darse la vuelta, lo que les provoca graves problemas físicos y enfermedades de todo tipo, por si fuera poco, en verano sufren aún más intensamente debido a no poder ni siquiera refrescarse. Por otra parte, el estrés del cautiverio les produce soledad, frustración y ansiedad extremas y hace que sean comunes los comportamientos estereotipados y las autoagresiones, signos inequívocos de daño psicológico severo.
Las hembras son manipuladas genéticamente para ser más fecundas, con el resultado de que el 20% de las crías mueren. Además, se los manipula para obtener animales con determinados colores de pelajes, mutaciones que también les deparan graves problemas físicos. El visón blanco, por ejemplo, es completamente sordo.
Se les mata con cuidado de no dañar la preciada piel: Los animales pequeños son metidos en grupos en cajas para ser gaseados con monóxido de carbono, que no es un método 100% efectivo ya que muchos despiertan mientras se les está arrancando la piel. A los animales de mayor tamaño se les cuelga del cuello con un gancho, y se les introducen electrodos por la boca y por el ano con una barra metálica que los electrocuta, esta barra suele atravesar las paredes del intestino. Otras veces se usa también estricnina, veneno que conduce a una muerte prolongada y dolorosa por sofocación y parálisis muscular, o se les administra una inyección letal para la que se utilizan venenos que producen lentas y dolorosas muertes para ahorrar costes.
¿Qué ocurriría si con cierta frecuencia se transmitiera por la televisión el otro lado de este negocio, el que no interesa mostrar y se oculta tras un engañoso halo de glamour y ostentación? Probablemente las ventas bajarían considerablemente. Nos manipulan en gran medida debido a nuestra ignorancia de lo que ocurre detrás del telón, el consumismo que caracteriza nuestra sociedad se caracteriza por los escasos sino nulos valores morales que lo sustentan, y esto es particularmente grave cuando tras nuestras compras están el tormento y padecimientos infringidos a cualquier ser vivo con capacidad de sufrimiento, aún cuando no pertenezca a nuestra especie.
Inmaculada Morales, autora de este artículo, es miembro de ALA (Alternativa para la Liberación Animal)